Italia vuelve a la carga en la batalla contra la inmigración ilegal. El ministro del Interior, Roberto Maroni, de la Liga Norte, afirmó en un acto político, el lunes, que hay que ser "malos" con los sin papeles . Maroni viaja hoy a Libia para poner en marcha un acuerdo para frenar la llegada de inmigrantes en pateras.

"Para luchar contra la inmigración ilegal y todo el mal que conlleva no hace falta ser bondadosos, sino malos; hay que tener determinación y afirmar el rigor de la ley", aseguró Maroni. Este propósito se plasmará, de forma más diplomática, en el acuerdo alcanzado con Trípoli.

Dicho acuerdo, que ayer fue ratificado por el Senado italiano, prevé la creación de patrullas marítimas mixtas que, desde aguas territoriales libias, controlarán y tratarán de impedir la llegada de inmigrantes ilegales a la isla de Lampedusa, junto a Sicilia. A cambio, Trípoli recibirá unos 3.400 millones de euros como indemnización por los contenciosos relacionados con la ocupación y la actuación del Ejército italiano durante la segunda guerra mundial.

Las organizaciones humanitarias arremeten contra el acuerdo porque Libia no ha firmado la convención de Ginebra sobre los refugiados políticos. El secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Mariano Crociata, invitó a "respetar a los inmigrantes" y a "no reducirles sus derechos".