Marruecos intenta recuperarse de las mayores inundaciones de los últimos 50 años, que provocaron casi un centenar de muertos y causaron un incendio que ha inutilizado la refinería de la que salía el 75% de la gasolina que se consume en el país. Nabil Benabdalá, ministro de Comunicación, anunció ayer que 63 personas han muerto en las riadas. A esta cifra habrá que sumar otros 26 marroquís que han desaparecido arrastrados por las aguas, lo que elevará hasta 89 el número de muertos. 3.000 personas fueron rescatadas in extremis en las 900 operaciones de salvamento.