Fumata blanca en Dublín. Un total de 109 países --entre ellos España-- aprobaron ayer un tratado que prohíbe el uso, la fabricación y el almacenamiento de las bombas de racimo. La dimensión histórica del acuerdo, sin embargo, queda muy condicionada por el hecho de que entre ellos no figuran los principales productores y usuarios de esta arma letal: EEUU, Israel, Rusia, China, India y Pakistán, que no participan en la reunión.

Pese a ello, la organización humanitaria Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC), que vio aceptadas la mayoría de sus demandas, considera que el encuentro de Dublín es el más importante celebrado en el mundo sobre desarme desde que en 1997 se prohibiesen en Ottawa (Canadá) las minas antipersona.

Las bombas de racimo consisten en una bomba contenedora, lanzada desde tierra, mar o aire, que se abre durante su trayectoria y deja caer cargas explosivas. Según Greenpeace, entre un 5 y un 30% no explotan en el momento del impacto y permanecen activas durante años actuando como minas antipersonas, por lo que la mayoría de víctimas son civiles. El Gobierno irlandés presentará mañana el texto final.