Los equipos de rescate de Río de Janeiro, en Brasil, han encontrado hoy nuevos cuerpos sin vida enterrados por los desprendimientos causados por las fuertes lluvias de los últimos días, con lo que el número de muertes ha aumentado a 153. Las lluvias, las más fuertes de los últimos 40 años, han provocado hasta 200 desprendimientos de barro, y miles de personas se han quedado sin hogar, sobre todo en las áreas periféricas.

"Lo que ha sucedido ha sido una tragedia y los trabajos de rescate todavía son intensos. Desgraciadamente, se van encontrando más cuerpos sin vida", ha explicado un portavoz del departamento de bomberos de Río de Janeiro.

BÚSQUEDA DE SUPERVIVIENTES

Las autoridades brasileñas han señalado que al menos 10.000 casas están todavía en riesgo de derrumbarse y las operaciones de rescate continúan para intentar encontrar supervivientes. El alcalde de Río, Eduardo Paes, ha pedido al Gobierno que aporte 370 millones de euros en ayudas para las operaciones de rescate.

En medio del caos por el diluvio, Paes ha pedido a los habitantes de los barrios marginales que abandonen sus viviendas, ya que está previsto que las lluvias puedan continuar, y ha advertido que sus vidas "están en peligro". Según el alcalde, 1.200 personas han perdido su hogar y hasta 10.000 viviendas están en situación de riesgo, la mayoría en las favelas o barrios de barracas.

SEGUNDA GRAN TRAGEDIA

Las fuertes lluvias de estos días constituyen la segunda tragedia de estas características que ha sucedido este año en Brasil, que se prepara para acoger la Copa del Mundo de fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016. El pasado mes de enero, al menos 76 personas murieron por los desprendimientos de barro que sufrieron las zonas más pobladas de Río, Sao Paulo y Minas Gerais.

Además de las víctimas encontradas hasta ahora, los bomberos temen que 200 personas más hayan quedado sepultadas por el alud que ocurrió anoche en uno de los cerros de Niteroi, ciudad vecina de Río, han informado hoy fuentes oficiales. El deslizamiento del Morro do Bumba, en el barrio de Cubango, destruyó unas 50 casas, según las mismas fuentes.