Los estadounidenses ya no apoyan la intervención en Afganistán con el mismo fervor que durante la Administración de Bush, aunque su opinión sobre ella ha mejorado sensiblemente en los últimos meses y, por primera vez desde hace un año, el rechazo a la guerra ha caído por debajo del 50%.

Dos tercios de los estadounidenses creían en noviembre que las cosas estaban haciéndose mal, y ahora el 55% apoya a Obama en su manejo del conflicto, y ello pese a que, en lo que va de año, han muerto casi 80 soldados, el doble que en los tres primeros meses del 2009, según el Pentágono.