Al menos 150 personas murieron ayer en Nigeria como consecuencia de los enfrentamientos étnicos-religiosos que libran musulmanes y cristianos en el país africano. Las mayoría de las víctimas eran vecinos de Dogo Nahawa, un pueblo situado a apenas 5 kilómetros al sur de la ciudad de Jos, en el centro del país, escenario frecuente de luchas entre las dos comunidades.

Según algunos testigos, los hechos ocurrieron de madrugada, cuando un grupo de hombres armados con revólveres, fusiles, metralletas y machetes, pertenecientes a la etnia Hausa- Fulani, pastores de confesión musulmana, asaltaron el pueblo habitado por agricultores cristianos de la etnia Berom.

"Llegaron a las 3 de la madrugada y empezaron a disparar al aire", explicó ayer a Reuters Peter Jang, vecino de Dogo Nahawa. "Los disparos hicieron que la gente saliera de sus casas y una vez fuera los empezaron a atacar con machetes", añadió. Los asaltantes dejaron los cuerpos sin vida amontonados en las calles.

MUJERES Y NIÑOS El periodista de la cadena de televisión independiente de Nigeria, Yemi Kosoko, explicó que había alcanzado a contar hasta 200 cadáveres en las calles de Dogo Nahawa, y que la mayoría de los cadáveres eran de mujeres y niños.

"Muchas casas han sido incendiadas", explicó, por su lado, un funcionario del Gobierno local del Estado de Plateau, cuya capital es Jos. Dogo Nahawa "es ahora un pueblo fantasma", añadió. "La destrucción es enorme", señaló a su vez el responsable de la Liga de los Derechos Humanos de Jos, Shamaki Gad Peter, que aseguró que los asaltantes habían entrado en otros dos pueblos. Según la prensa local, en las localidades de Ratsat y Jeji.

Gregory Yenlong, portavoz del Gobierno del Estado de Plateau, cifró en 500 el número de personas que podrían haber muerto en la jornada sangrienta de ayer.

Los analistas sostienen que los ataques son una represalia por choques anteriores. Hace 15 días, cuatro pastores fulanis murieron a manos de la etnia rival.

Ya en enero se registraron fuertes enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en la ciudad de Jos, de mayoría musulmana, que se saldaron con la muerte de cerca de 400 personas. El Gobierno de Nigeria desplegó entonces al Ejército en la zona. De hecho, los ataques de ayer se produjeron en pleno toque de queda impuesto por las autoridades en la región tras los sucesos de enero.