Néstor Kirchner enfrentó ayer su mayor desafío político desde que llegó a la presidencia argentina en mayo del 2003, con la celebración frente a la sede del Gobierno de un acto multitudinario donde se reclamaron medidas eficaces contra la inseguridad en el país. La concentración en la Plaza de Mayo se convirtió en el precipitado lanzamiento de la campaña electoral de la derecha de cara a los comicios del 2007, en los que el kirchnerismo se juega su continuidad.

Unas 40.000 personas según la prensa y la policía --350.000 según los organizadores-- llegaron hasta la capital con una vela encendida convocadas por Juan Carlos Blumberg, un acaudalado ingeniero cuyo hijo fue secuestrado y asesinado en el 2004. Blumberg devino el referente de una parte de la sociedad atemorizada por robos y asesinatos.

Lo novedoso de esta convocatoria --la primera de cuatro citas-- fue que, en medio de críticas explícitas a Kirchner, Blumberg entró de lleno en la campaña electoral, al señalar a sus seguidores que "la fuerza del voto es lo que nos va a salvar". Junto a él estaba el principal líder de la derecha, el millonario y presidente del club de fútbol Boca Juniors, Mauricio Macri.