Theresa May presentará mañana el documento con los detalles de su propuesta para negociar el brexit que permita mantener en el futuro al Reino Unido lo más cerca posible de la Unión Europea. La fecha se mantiene, según confirmaron sus portavoces, a pesar de la crisis por la que pasa el Gobierno. La primera ministra está decidida a seguir adelante con la propuesta, que el lunes llevó a la dimisión de dos ministros de gran peso, David Davis y Boris Johnson. May los reemplazó inmediatamente, para restaurar su autoridad y con la intención de cerrar cuanto antes la crisis que amenaza su mandato y enfrenta a los tories. Ayer dos vicepresidentes del Partido Conservador dimitieron. El malestar en la formación es evidente.

May celebró ayer una reunión con el gabinete reciente reformado. A la salida Liam Fox, responsable del Comercio Exterior, uno de los ultrabrexiters, confirmó que no dimitía.

Varios ministros, como Michael Gove, de Medio Ambiente, o Jeremy Hunt, el nuevo titular de Asuntos Exteriores, declararon ante las cámaras su respaldo «al 100%» de la propuesta de May. El exministro de Defensa Michael Fallon consideró incluso que las renuncias de personajes tan críticos con May, como Davis y Johnson son un factor positivo para la primera ministra. «El aire se ha despejado. El resto del gabinete está completamente detrás del plan y creo que las dimisiones han demostrado que no hay alternativa, no hay otro plan para el comercio, los productos y la comida que mandamos a Europa».

La crisis parece haber entrado en un compás de espera. Los fundamentalistas del brexit recalibran su posición mientras tratan de obtener los votos necesarios para sacar adelante una posible moción de censura. De acuerdo con el reglamento necesitan las 48 firmas que equivalen al 15% diputados tories. Lograrlo sin embargo no implica ni mucho menos que tengan la certeza de ganar la votación. Los rebeldes no alcanzan por el momento el número de 159 diputados conservadores -sobre el total de 316- necesarios para derrocar a May.