El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, intentó anoche (madrugada hora española) una difícil tarea: que el enésimo último capítulo del pulso entre Barack Obama y Hillary Clinton no le robara cuota de pantalla. Por eso, el candidato conservador programó un discurso en Louisiana para lanzar oficiosamente la campaña presidencial con el objetivo de cargar contra Obama, su política internacional y su propuesta de cambio en Washington. Para McCain, ya hay candidato demócrata.

Según su asesor Steve Schmidt, el senador por Arizona tenía previsto un discurso duro, en el que iba a acusar a Obama de "naíf" respecto a su política en Oriente Próximo, de "arrogante" por pretender que con palabras podrá hacer desaparecer la "amenaza iraní" y de no ser lo suficientemente duro para defender los derechos de los contribuyentes. La intensidad del pulso entre Obama y Clinton ha eclipsado hasta ahora a McCain, quien se ha aprovechado del desgaste demócrata.