El senador republicano John McCain, exprisionero de guerra, que fue torturado en Vietnam, ganó ayer el pulso que durante meses ha mantenido con la Casa Blanca para lograr que EEUU apruebe una nueva legislación prohibiendo específicamente el trato "cruel, inhumano o degradante" a los presos custodiados por estadounidenses. "Hemos llegado a un acuerdo", anunció ayer el propio McCain tras entrevistarse con el presidente Bush.

El objetivo de esta legislación "es dejar claro ante el mundo que este Gobierno no tortura", recalcó Bush. Sin embargo, el presidente había sido forzado a claudicar por la deserción de un centenar de congresistas republicanos. De hecho, la Casa Blanca llegó a amenazar con vetar toda ley que incluyese la propuesta de McCain, y el vicepresidente Cheney hizo personalmente campaña para que se excluyera a la CIA.

ABRUMADORA MAYORIA La enmienda sobre la tortura de McCain para prohibir las sevicias a presos custodiados por estadounidenses en cualquier parte del mundo fue aprobada en octubre por el Senado por abrumadora mayoría, 90 votos contra 9, a pesar de que el Partido Republicano, la formación de Bush, controla la Cámara. Como resultado, la enmienda fue añadida a dos proyectos de ley sobre presupuestos militares, que fueron también aprobados por la Cámara de Representantes, aunque sin incluir la normativa de McCain.

Sin embargo, durante las negociaciones de ambas cámaras para refundir en versiones únicas los proyectos de ley, se produjo el golpe de mano en favor de McCain. El miércoles, se sometió a votación la enmienda en la Cámara de Representantes y fue aprobada, aunque sin efectos vinculantes, por 308 contra 122 votos, incluyendo a 108 republicanos que abandonaron a Bush. Horas después, la Casa Blanca se rindió.