Apocas horas de que por fin llegue la noche que John McCain lleva esperando gran parte de su vida (su discurso estaba previsto para la pasada madrugada hora española), la de Saint Paul ha sido la convención de Sarah Palin, la gobernadora de Alaska candidata a la vicepresidencia.

Palin triunfó el miércoles por la noche con un discurso que excitó a los conservadores e impresionó a los progresistas, pero que sobre todo sirvió para afianzar uno de los mensajes claves de McCain: los dos no representan la continuación de los ocho años de George Bush, sino un cambio realista basado no en las bellas palabras (como dicen que es el de Barack Obama) sino en la experiencia del senador y en el ímpetu de la número dos.

McCain tenía previsto hacer un llamamiento "a la colaboración entre partidos" y exponer sus planes para combatir a "los poderes establecidos", según avanzó a los periodistas Mark Salter, uno de los principales asesores del candidato. Esta estrategia ejemplifica el reparto de poderes con Palin, que en su intervención del miércoles cargó con guante de seda y puño de hierro contra Obama. Se mofó de su experiencia (cuando a ella se la acusa de ser inexperta), de su fortaleza como líder, de su predisposición a defender a los estadounidenses ("los terroristas de Al Qaeda aún planean inflingir un daño catastrófico en América y él --Obama-- está preocupado porque alguien no les leyó sus derechos") y le robó su propio mensaje: "En política hay candidatos que usan el cambio para promover sus carreras. Y hay algunos candidatos, como McCain, que usan sus carreras para promover el cambio".

MUY CONSERVADORA Palin cumplió a la perfección con su trabajo de presentarse al país y unificar a la base conservadora tras el ticket republicano. Sonó muy de derechas, para satisfacción de una audiencia entregada que la abrazó como a una trabajadora más, procedente de una pequeña ciudad con una familia típica y con los mismos problemas que cualquier ciudadano estadounidense. "¿En qué se diferencian una madre que lleva a sus niños a jugar a hockey y un perro pitbull? La madre lleva pintalabios", dijo ante unos delegados rendidos.

McCain debía culminar el trabajo. Su discurso no iba a ser tan extremista, sino más centrado, buscando el electorado de independientes y de centro al que tradicionalmente ha cortejado en su carrera política. Con la tranquilidad de que Palin y el miedo a Obama le cubren el flanco de la derecha más extrema del partido, McCain saldrá de Saint Paul con la clara intención de presentarse como un reformista, consciente de que hay muchas cosas que no funcionan y que deben ser cambiadas.

El candidato obviará que algunas de las cosas que no funcionan son responsabilidad de la Administración republicana de George Bush. Para ello, su estrategia pasa por apropiarse del discurso del cambio de Barack Obama, y hablar del futuro y no del pasado. Su reputación de francotirador en su propio partido es ahora su mejor baza.