Para Europa y EEUU, el discurso del domingo del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, es un "primer paso", aunque insuficiente, para relanzar el proceso de paz con los palestinos. Para los países árabes, en cambio, lo que hizo Netanyahu no fue otra cosa que "torpedear" toda esperanza. Bajo fuertes presiones internacionales, el primer ministro israelí aceptó el principio de un Estado palestino, aunque lo sometió a condiciones que en la práctica lo harían inviable. La Unión Europea (UE) y la Casa Blanca coincidieron ayer en valorar de forma prudente la iniciativa política israelí.

El mundo árabe reaccionó con indignación. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, afirmó que la exigencia de que Israel sea reconocido como Estado judío "arruina cualquier oportunidad de traer la paz".