Aunque el Ejecutivo francés quiere evitar que la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima se convierta en una cumbre internacional sobre el terrorismo, los recientes atentados de París han dejado su impronta en el tramo final de los preparativos. La cita a la que acudirán representantes de 195 países reunirá el lunes 30 de noviembre, día de la inauguración oficial, a 147 jefes de Estado y de Gobierno.

Ante el gran desafío del evento, tanto logístico como en materia de seguridad, se ha puesto en marcha un dispositivo colosal que solo en la capital francesa desplegará 6.300 miembros de las fuerzas del orden.

La sede de la conferencia, situada en Le Bourget, en la periferia norte, donde este sábado se daban los últimos retoques a las instalaciones, estará custodiada por 2.800 policías y gendarmes. Las unidades móviles de las compañías republicanas de seguridad (CRS) y de la gendarmería estarán tanto en París como en el resto del país. En total, la seguridad correrá a cargo de 120.000 policías, gendarmes y militares.

Desde el pasado 13 de noviembre, el control de las fronteras francesas corre a cargo de 8.000 policías y gendarmes y hasta la fecha se ha impedido la entrada de unas 1.000 personas que suponían algún tipo de riesgo, según ha desvelado este sábado el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.

Las autoridades locales han anulado la gran marcha por el clima prevista en la capital en vísperas de la cumbre, amparándose en el estado de emergencia decretado tras la masacre yihadista, una medida criticada por las oenegés.

La coalición Clima 21, que reúne a 130 organizaciones ecologistas ha protestado por los “abusos manifiestos” derivados del estado de emergencia. “No llegaremos a controlar el calentamiento climático renunciando a nuestras libertades y a nuestros derechos fundamentales”, se queja el colectivo en un comunicado.

Denuncia también que algunos militantes que han propuestocadenas humanas como movilización alternativa han sido convocados por la policía y que a 24 personas vinculadas a movimientos ecologistas se les ha asignado una residencia obligatoria.

RESTRICCIONES DE TRÁFICO

Para garantizar la seguridad de los jefes de Estado y de Gobierno se cerrarán al tráfico determinados ejes de la capital, especialmente los que figuren en el itinerario de las delegaciones oficiales que se desplacen desde los hoteles hasta la sede de la cumbre. Además, a partir del mediodía del domingo y hasta la medianoche del lunes, se prohibirá la circulación de camiones en toda la región parisina.

Aunque el transporte público es gratis el domingo 29 y el lunes 30 de noviembre, la prefectura de policía recomienda no usarlo salvo que sea absolutamente necesario, porque teme embotellamientos. También se desaconseja usar el coche por lo que, para muchos ciudadanos, ir a trabajar el lunes puede convertirse en una auténtica odisea. De hecho, el Gobierno ha sugerido que, quien pueda, libre el lunes.

PRODUCTOS QUÍMICOS

A las restricciones de tráfico se añaden otras medidas, entre ellas la prohibición de vender determinados productos químicos mientras dure la cumbre. Las grandes superficies comerciales de la región parisina han recibido la orden de retirar de sus estantes combustibles domésticos como el alcohol de quemar o el petróleo usado en estufas y calderas.

Tampoco se podrán comprar ni transportar petardos, artículos de pirotecnia y fuegos artificiales, salvo los profesionales que tengan un certificado oficial. Estas disposiciones estarán en vigor desde la medianoche de este sábado y hasta el próximo 13 de diciembre.