Rusia demostró ayer a Occidente que se siente preparada para volver a actuar en el escenario internacional por su cuenta y riesgo, como lo hacía en la época del imperio soviético y la guerra fría. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, reconoció a Osetia del Sur y Abjasia, dos repúblicas separatistas de Georgia, como estados independientes, provocando una inmediata avalancha de críticas y protestas, lideradas por EEUU y la UE.

A pesar de las exigencias del presidente estadounidense, George Bush, y de los líderes europeos de respetar la integridad territorial de Georgia, el presidente ruso no quiso esperar a un debate internacional sobre el futuro de las dos repúblicas separatistas que aspiran a ser parte de la Federación rusa, tal y como lo proponía el acuerdo de paz firmado por Moscú y Tiflis con intermediación de Francia. "El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, escogió el genocidio para resolver sus tareas políticas. Los pueblos de Osetia del Sur y Abjasia se han expresado más de una vez en referendos apoyando la independencia de sus repúblicas. Entendemos que después de lo que pasó tienen derecho a elegir su destino", dijo Medvédev en un discurso televisado.

UN NUEVO DESAFIO La decisión del Kremlin es un nuevo desafío a Occidente aún más llamativo si cabe que el despliegue permanente de las tropas rusas en una "zona tapón" del territorio georgiano que protege las fronteras de Osetia del Sur y Abjasia. Las declaraciones del presidente ruso a la televisión francesa LCI fueron una dura advertencia que no dejó lugar a dudas: "Haremos todo lo que esté en nuestra mano para evitar una degradación de las relaciones" con Europa, pero "no tememos una nueva guerra fría", afirmó Medvédev. "La pelota está en el campo de los europeos". "Si ellos quieren que se produzca una degradación de las relaciones la tendrán. Pero si desean salvaguardar las relaciones estratégicas en interés de Rusia y Europa, todo irá bien", añadió.

Los militares rusos entraron a Osetia del Sur el 8 de agosto para proteger su base de soldados de paz desplegada en la capital surosetia, Tsjinvali, de un ataque del Ejército georgiano, que intentó hacerse con el control de la república separatista. Tras desalojar a las tropas georgianas de Osetia del Sur, los rusos tomaron varias ciudades en Georgia como medida de seguridad.

EEUU, la UE y la OTAN y un largo etcétera de personalidades condenaron la maniobra del Kremlin. Desde su rancho de Crawford (Texas) el presidente de EEUU, George Bush, condenó la decisión del presidente ruso y le conminó a "reconsiderar esa decisión irresponsable".

La oficina del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que este semestre preside la Unión Europea, emitió un comunicado en el que exigió a Moscú una solución política inmediata. Los jefes de Estado y Gobierno de la UE celebrarán el lunes una cumbre extraordinaria en Bruselas para abordar la crisis de Georgia y considerar el futuro de sus relaciones con Rusia. El ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, fue más lejos. Acusó a las tropas rusas de preparar para la noche pasada una limpieza étnica en la villa georgiana de Akhalgori. En declaraciones a la cadena de televisión France 2, Kouchner reveló sus temores de que se desate "una guerra".

El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, también rechazó el reconocimiento y afirmó que "viola" la integridad territorial de Georgia. "Rechazo la decisión del Gobierno ruso de reconocer a Osetia del Sur y Abjasia, regiones de Georgia. Se trata de una violación de numerosas resoluciones de la ONU sobre la integridad territorial de Georgia, resoluciones que fueron aprobadas por la propia Rusia", declaró Scheffer.

SAAKASHVILI Animado con el apoyo de la comunidad internacional, Saakashvili comparó la decisión de Medvédev con las políticas de Hitler y Stalin. "Es un paso absolutamente ilegal que no tendrá consecuencias jurídicas para Georgia y el resto del mundo. Nuestra respuesta es paz, unidad, desarrollo y fortalecimiento del Estado", manifestó el presidente georgiano.

A pesar del escepticismo de los países occidentales, en la capital de Abjasia, Sujumi, los habitantes dispararon al aire, descorcharon botellas de champán y lloraron de alegría. También cientos de personas se reunieron en Tsjinvali, capital osetia, abrazándose y ondeando su bandera. El 80% de la población de las dos repúblicas ha obtenido la nacionalidad rusa para acelerar la integración con Rusia.