Más de 10.000 personas, en su mayoría familiares de los 8.000 bosnios musulmanes masacrados cuando las fuerzas serbias tomaron el enclave de Srebrenica en 1995, asistieron ayer a la ceremonia de inhumación de los restos mortales de las 600 primeras víctimas identificadas.

Entre los sollozos de muchos de los asistentes, los restos fueron enterrados en el cementerio memorial de Potocari, muy cerca del que fue el cuartel general del contingente holandés de los cascos azules, encargados teóricamente de proteger el enclave, que había sido declarado "zona de seguridad" por la ONU.

CARTA DE ANNAN

En una ceremonia con gran carga emotiva, hombres y mujeres, que normalmente se sitúan en lugares separados durante el rezo según el rito musulmán, participaron juntos en las oraciones. El alto representante internacional en Bosnia, Paddy Ashdown, leyó una carta del secretario general de la ONU, Kofi Annan, en la que subrayaba que la incapacidad para evitar la masacre "perseguirá la historia de la ONU para siempre". "Las Naciones Unidas recuerdan los horribles acontecimientos de Srebrenica con gran dolor", añadía la misiva.

Los restos de casi 7.500 de las víctimas han sido ya exhumados de 60 fosas comunes, pero sólo 850 han podido ser identificados hasta ahora, gracias a los análisis del ADN. El Gobierno bosnio declaró el 31 de marzo como día nacional de duelo.