Las costas del sur de Italia han vuelto a ser escenario de un nuevo drama relacionado con el tráfico ilegal de personas humanas. Quince inmigrantes fueron rescatados ayer con vida y 13 cadáveres recuperados de una barcaza que desde hace 16 días viajaba a la deriva por el Canal de Sicilia. Sin embargo, el número de muertos podría rondar los 70, puesto que los supervivientes aseguraron que durante la travesía arrojaron entre 50 y 60 cuerpos sin vida al mar.

El pesquero Santa Ana halló el domingo por la noche la nave a la deriva, frente a a isla de Lampedusa. "Cuando nos acercamos al barco, que parecía vacío, vimos una escena del infierno: los cuerpos estaban amontonados y sólo sobresalían algunos brazos que se elevaban con dificultad pidiendo ayuda", explicó el capitán del Santa Ana , Stefano Valfre. Uno de los sanitarios de Médicos sin fronteras definió a los supervivientes de la tragedia como "hombres-esqueleto".

SIN GASOLEO NI VIVERES

Trece cadáveres y 15 supervivientes, entre ellos una mujer que está en coma, fue el recuento inicial de la tragedia, pero los primeros testimonios de los que salvaron la vida hablan de otros 50 o 60 muertos que se quedaron por el camino. "Cuando nos hicimos a la mar éramos 85, pero a los tres días se terminó el gasóleo, y después los víveres y el agua, y a medida que nuestros compañeros morían, los echábamos al mar", ha relatado uno de los supervivientes, todos ellos somalís. Los 13 cadáveres viajaban junto con los vivos porque "ninguno tenía ya fuerzas para echarlos por la borda", añadió ese testigo.

El grupo de inmigrantes salió el pasado 3 de octubre de un punto de la costa de Libia, cerca de la frontera con Túnez. Diversas fuentes apuntan, desde hace tiempo, que en Libia hay más de un millón de personas "desesperadas" que aguardan su turno para partir hacia Europa.

El ministro de Exteriores, Franco Frattini, ha solicitado medidas de urgencia de ámbito europeo "para regular el fenómeno de la inmigración clandestina". Giuseppe Pisanu, ministro de Interior, envió esfuerzos policiales a Lampedusa y declaró que no se puede "excluir que Al Qaeda y otras organizaciones terroristas exploten la emigración clandestina para autofinanciarse".