Al menos 28 personas han muerto y más de 80 han resultado resultado heridas en un atentado perpetrado este martes por tres terroristas suicidas en la localidad nigeriana de Mandari, según los medios locales. El ataque se llevó cabo casi de forma simultánea sobre las 19.00 (hora local y GMT) y ha sido atribuido al grupo yihadista Boko Haram.

La mayoría de las víctimas mortales las causó una mujer que se inmoló en un mercado popular de la citada localidad, informa el diario Daily Post. Casi al mismo tiempo, otras dos mujeres detonaron los explosivos que llevaban pegados al cuerpo en la misma zona de Mandari, cercana a un campo de desplazados.

"Tres mujeres han hecho estallar sus cinturones de explosivos justo en la entrada de un campo de desplazados (en la población de Mandarari) provocando 28 muertos y 82 heridos", explicó Baba Kura, miembro de las milicias civiles que luchan contra Boko Haram y testigo de la escena.

FUERZA MILITAR ESPECIAL

El atentado tuvo lugar pocas horas después de que el Gobierno de Nigeria anunciara la puesta en marcha de una fuerza militar especial que tiene como orden rastrear el paradero del líder de Boko Haram.

Mandari se encuentra a unos 30 kilómetros de Maiduguri, la capital del estado de Borno (nordeste) y una de las ciudades más asediadas por el citado grupo yihadista.

El pasado domingo murieron cinco personas en otro atentado ocurrido en las afueras de esta capital, y solo el mes pasado perdieron la vida otras 13 en dos ataques.

AUMENTO DE LOS ATAQUES

El Gobierno nigeriano ha enviado a los jefes del Ejército a la zona nororiental del país para luchar contra Boko Haram, que ha aumentado sus ataques en la región tras las operaciones militares que les expulsaron de las zonas que ocupaban el año pasado.

Boko Haram, que significa en lenguas locales "La educación no islámica es pecado", lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.

CALIFATO ISLÁMICO EN EL NORTE

El grupo adquirió notoriedad internacional, incluso antes de proclamarse franquicia del Estado Islámico (EI) en África, al declarar su propio califato islámico en el norte de Nigeria.

Desde que la policía acabó en el 2009 con el entonces líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña en la que han asesinado a más de 20.000 personas y cerca de 1,9 millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares.