La coalición árabe liderada por Arabia Saudí ha bombardeado este miércoles un hotel situado en el norte de la capital yemení, Saná. De momento hay al menos 37 víctimas, entre las cuales hay civiles. El impacto ha causado el derrumbe del techo del segundo piso, donde se encontraban la mayoría de las víctimas, ha explicado un médico que trabaja en las labores de rescate.

La capital yemení está actualmente controlada por los hutís, aliados de Irán, que luchan contra la coalición árabe en una guerra que cuenta ya más de 15.000 víctimas mortales. Las razones más profundas que han alimentado este conflicto armado tienen que ver con la disputa por la hegemonía territorial de los dos países enfrentados en el Oriente Próximo; por un lado Arabia Saudí, de mayoría suní y principal soporte militar para el presidente yemení Abdo Rabu Mansur Hadi, y por el otro Irán, de mayoría chií y aliado de los rebeldes hutís que controlan la capital del país.

Arabia Saudí es el segundo país importador de armas en todo el mundo. Las recibe, en primer lugar, de Estados Unidos y en menor medida, de Reino Unido y de España, que es el séptimo exportador mundial de armas, según los últimos datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).

URGENCIA HUMANITARIA

El número de bombardeos en Yemen durante la primera mitad del 2017 llega a la cifra de 5.676, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La guerra de Yemen empezó en 2014 y muchas personas están pagando los platos rotos. En un país de 27 millones de habitantes, más de tres millones se han visto forzados a dejar sus casas, 14 millones no tienen una atención sanitaria adecuada y el 62% de la población están en alerta por inseguridad alimentaria, según los últimos datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.