Una información publicada por el diario Bild desató ayer un terremoto político en Alemania. Un informe confidencial demuestra, según el diario, que el Ministerio de Defensa ocultó información sobre las víctimas del bombardeo que la OTAN llevó a cabo el pasado 4 de septiembre en Kunduz por orden de un oficial alemán, con 142 víctimas, entre muertos y heridos, de las que al menos 30 o 40 eran civiles. El Bild asegura que el entonces ministro de Defensa, Franz-Josef Jung, tuvo a su disposición solo unas horas después del ataque un informe que daba por segura la presencia de civiles entre las víctimas. Una certeza que no presentó ni como posibilidad hasta pasados dos días.

Entre otros detalles, ese informe señalaba que varios niños habían sido hospitalizados en un hospital cercano con quemaduras graves; el hallazgo de dos cadáveres de adolescentes en el lugar del bombardeo, y la desaparición de 14 campesinos que habían sido secuestrados por talibanes horas antes del ataque en un pueblo cercano para ayudar a descargar el combustible de los camiones. Indicios claros, según la oposición, que ayer reclamó durante todo el día la salida de Jung del Gobierno, aunque ahora ocupe la cartera de Trabajo. "Alguien que ha mentido a los alemanes y al Parlamento alemán no merece ningún ministerio", dijo ayer un diputado.

TENSION EN EL BUNDESTAG Precisamente ayer se celebraba en el Parlamento alemán una sesión sobre la prolongación del mandato de las tropas alemanas en Afganistán. Pocas veces en los últimos años ha visto el Bundestag un debate tan acalorado. El anuncio del actual ministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, de las dimisiones del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Wolfgang Schneiderhan, y el secretario de Estado de Defensa, Peter Wichert, no tranquilizó a nadie. "Son las cabezas de turco", se comentaba en los pasillos. Guttenberg aseguró, además, que él no conoció la existencia de esos informes hasta este miércoles y que ya había encargado un nuevo análisis de lo sucedido.

Pero pocos reclamaron responsabilidades al nuevo ministro. Uno tras otro, los jefes de los grupos parlamentarios de la oposición pidieron la dimisión de Jung. Uno a uno recordaron que el 6 de septiembre el exministro de Defensa decía en el Bild que las víctimas eran "exclusivamente insurgentes".

Jung se defendió alegando que el 5 de septiembre recibió un informe de la ISAF (la misión encabezada por la OTAN en Afganistán) que aseguraba que los habitantes de la zona habían confirmado que las víctimas eran talibanes y sus seguidores, y que, a pesar de todo, ese mismo 6 de septiembre él declaró: "De haber víctimas civiles, nos disculparemos y comunicaremos nuestro pésame a las familias". Una frase que para él ya aclara que existía esa posibilidad y que a su juicio le exime de haber mentido. Desde los asientos del Bundestag, las risas irónicas se mezclaban con las exclamaciones que recordaban que entonces aquella declaración tampoco les pareció seria.

APOYO DE MERKEL Jung tuvo, pese a todo, el respaldo del Gobierno en pleno y de la cancillera, Angela Merkel, que despertó suspicacias al no apoyar públicamente al ministro en rueda de prensa junto al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. Merkel únicamente dijo que exigirá "transparencia".