El número dos del Pentágono admite: "Decidimos esgrimir las armas de destrucción masiva (para atacar Irak) porque era el único argumento en que todo el mundo estaba de acuerdo". Un espía británico agrega: "Esa información (que Sadam podía usar armas químicas y biológicas en 45 minutos) no estaba en el borrador del informe de los servicios secretos. Fue incluida en contra de nuestra voluntad". A Blair ya le habían acusado de copiar un informe universitario para justificar su guerra. Lástima que la guerra de las mentiras no haya sido una guerra de mentira.