En una semana cumplirá diez años al frente de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), pero Angela Merkel no tiene demasiados motivos para celebraciones. Su nuevo Gobierno de coalición con los liberales del Partido Democrático Liberal (FDP) sigue sin arrancar y su postura inflexible sobre las ayudas a Grecia en la última cumbre de la UE le ha supuesto un nuevo apodo en su país: la cancillera del no . Después de varios meses gobernando casi en la sombra, Merkel ha materializado en las últimas semanas un resurgir con un tono más firme y agresivo. Sin embargo, en las encuestas, la nueva cara de la cancillera no convence, y la simpatía que despierta entre los alemanes ha caído siete puntos en el último mes, hasta la cota del 55% de popularidad, una de las peores desde que llegó a la cancillería en el 2005.

Aunque la Merkel tajante e inflexible logró apuntarse un tanto en Europa imponiendo su propuesta para rescatar la economía griega combinando ayudas de los países europeos y fondos del FMI, su nueva actitud preocupa porque, de permanecer, podría traducirse en un cambio de postura de Alemania.

"Es el momento de pensar a largo plazo, de ver qué países están preparados para contribuir al futuro próspero de la UE, y Alemania está más que preparada para hacer esa contribución", dijo la cancillera la semana pasada ante el Bundestag. Pero esa contribución de la que habló Merkel no tiene nada que ver con la que se le pide en Europa.

EL BANCO DE LA UNION Los alemanes se han cansado de ser el banco de la UE y, en plena recuperación de la crisis, se niegan a volver a aflojar los bolsillos para salvar economías irresponsables, como recordaba la cancillera. Pero el dinero es solo la excusa, la cara visible de esa nueva actitud. El ejemplo es, una vez más, el último acuerdo alcanzado en Bruselas. A pesar de la pataleta, la intervención del FMI apenas va a ahorrarle una mínima parte a la contribución alemana si el rescate griego llega a ser necesario.

Lo que Merkel parece buscar es, por un lado, dejar claro que el dinero alemán no será siempre el dinero de Europa y, por otro, que la líder europea que se ganó el título de miss Europa puede imponer su criterio.

Tras este conflicto de intereses, muchos alemanes ven solo una estrategia electoral. El 9 de mayo, Renania del Norte-Westfalia, el mayor estado federado, celebra elecciones, y según los sondeos, su coalición con los liberales, con los que también gobierna allí, podría encajar una sonora derrota.

A CORTO PLAZO La teoría de la estrategia a corto plazo tiene sentido. Una Merkel que se impone en Europa para salvar los derechos (y los euros) de sus ciudadanos es una Merkel que gana votos. Habrá que esperar a después de los comicios para saber si la nueva Merkel es solo una cancillera en campaña o la cara de un cambio en las relaciones con la UE. Por ahora, parece claro que la cancillera del no mantiene el efecto "desbloqueador" en la UE. Su primera victoria ya está en el marcador europeo.