Ni los peores pronósticos habían preparado a la CDU de Angela Merkel para la derrota encajada ayer en las elecciones de Renania del Norte-Westfalia. Los conservadores se han dejado más de 10 puntos (del 44% al 34% de los votos) desde los comicios del 2005, lo que se traduce en una pérdida de la mayoría para el Gobierno de coalición con los liberales del FDP que ha dirigido el Estado más poblado del país en los últimos cinco años. Pero quizá lo más grave para los de Merkel sea que el resultado de ayer supone también el fin de su mayoría en el Bundesrat (Cámara alta), que ha permitido a la misma coalición de conservadores y liberales dirigir el país sin apenas resistencias.

Con un empate técnico, el SPD se sentía ayer ganador compartiendo con la CDU un resultado por encima del 34% de apoyos, que dará entre 66 y 68 escaños a cada uno. Los Verdes, los grandes triunfadores de estas elecciones, lograban más del 12% de los votos y 24 asientos en el Parlamento regional, mientras que el FDP e Izquierda rondaban el 6% de los votos, con 13 y 11 escaños respectivamente.

EXAMEN ELECTORAL "La coalición negroamarilla CDU y FDP ha quedado anulada. El SPD ha vuelto", decía emocionada la candidata socialdemócrata, Hannelore Kraft, tras los primeros sondeos. Ese es el mensaje que ayer recorría Alemania. Ahora, Merkel y los suyos saben que han suspendido su primer examen electoral y que el voto de confianza que les dio el pueblo en las elecciones de septiembre del 2009 está casi caduco.

"Entendemos que los votantes han querido mandar un aviso a Berlín", reconocía el líder del FDP y vicecanciller, Guido Westerwelle. Un aviso que debería reactivar a un Gobierno inmóvil desde su formación, hace ya más de 6 meses, pero sobre todo para la línea de gobierno de Merkel.

La gestión de la crisis griega ha lastrado para muchos las elecciones pero, además, hace ya tiempo que en las propias filas de Merkel se critica su estilo "presidencialista" de Gobierno y se la acusa de diluir la identidad del partido. Casualmente, sus principales opositores dentro de la CDU celebran hoy una reunión privada para hablar del futuro de la formación.

Con los resultados provisionales sobre la mesa, a los de Merkel solo les queda aspirar a un ajustado pacto con Los Verdes --cuya posibilidad numérica era aún una incógnita al cierre de esta edición-- o un Gobierno de gran coalición en el que tendrían que aceptar ser el partido pequeño si el SPD acaba siendo la fuerza más votada. La primera opción parece poco probable. Los Verdes han declarado abiertamente que prefieren una alianza con los socialdemócratas y, a última hora de ayer, ambos partidos cruzaban los dedos para obtener los 92 escaños que necesitan. Un Gobierno que incluya a SPD e Izquierda ha dejado de ser imposible con el relevo generacional emprendido por los socialdemócratas tras su debacle en las últimas generales.