Honduras amaneció ayer sin toque de queda 15 días después del golpe de Estado y el Gobierno de facto empezó a abrir resquicios a su ostracismo. El presidente golpista, Roberto Micheletti, no está dispuesto a devolverle el sillón al depuesto Manuel Zelaya, como exige la comunidad internacional, pero no tiene "ningún inconveniente" en que vuelva a su rancho con una "amnistía" apañada.

"Tendríamos que hablarlo con la Corte Suprema y la Fiscalía", dijo Micheletti. Y señaló como "gran culpable de todo" al presidente de Venezuela: "Hugo Chávez es el gran daño que ha sufrido la democracia". El diálogo en Costa Rica se aplazó una semana, pero bastaría una charla de tres amigos --Micheletti, el presidente de la Corte Suprema y el fiscal-- para que la próxima vez que Zelaya intente aterrizar no le pongan camiones militares en la pista.

Ahora bien, Micheletti precisó que debería llegar "tranquilamente" y "presentarse primero ante las autoridades". Eso, después de que Hugo Chávez azuzara: "Zelaya va para Honduras en cualquier momento. Les va a aparecer en cualquier parte".