El diestro Miguel Angel Perera cortó la única oreja del festejo que tuvo lugar ayer en Soria, en el que tomó la alternativa el local Rubén Sanz, que dio una vuelta al ruedo tras la faena al toro de la ceremonia.

Perera cortó la oreja de su primero, el toro que más "se dejó" del flojo encierro, al que realizó una labor en la que toreó con gusto, temple y largura al natural en los primeros compases, acortando terrenos en el epílogo toreando con emoción y muy ceñido en redondo, con circulares incluidos.

Con el quinto volvió a rayar a gran nivel, esta vez intercalando las dos manos, con un toreo poderoso y despacioso, pero la espada no fue su aliada, perdiendo en la suerte suprema la salida a hombros.

Rubén Sanz, el segundo matador de toros soriano de la historia, anduvo muy dispuesto frente al toro de la alternativa. Y con el sexto, un auténtico marmolillo, no pudo hacer prácticamente nada destacable.

El Juli pudo haber paseado una oreja de su primero de haber atendido el presidente la fuerte petición que tuvo. El torero madrileño cuajó una faena de inteligencia y capacidad,pero se fue de vacío.