AIgnacio Cano no le gusta que le llamen escudo humano . "Ese término da la sensación de que somos unos locos suicidas", se justifica. Y de eso nada. Algo que deja claro Roberto Ravera, un italiano que, con Cano, forma parte del grupo de pacifistas que llegaron el miércoles a Bagdad: "Imagínese, yo vivo en Mijas, en la Costa del Sol, el sitio más maravilloso del mundo. ¿Quién puede pensar que quiero que me maten?".

Aunque el nombre de la iniciativa es ´Escudos Humanos´, Cano y Ravera prefieren que a ellos, y a los 10 italianos, 2 canadienses y 1 turco que les acompañan, se les conozca como "embajadores de la paz". "Lo que intentamos es que la gente reflexione y se movilice contra la guerra", dice Ravera, que es propietario de una inmobiliaria en la Costa del Sol.

NI DOGMATICOS NI LUNATICOS

No son gente dogmática ni lunáticos. Son gente normal: un granjero, un doctor, un padre y su hijo, un escritor, un jardinero, un pintor, dos comerciantes, dos profesores, dos madres, una abuela y un perro. Casi todos tienen familia y empleos estables en su país, pero se niegan a quedarse mirando y han pedido días de fiesta para evitar la guerra.

Su acción ha consistido en salir en coches desde la ciudad italiana de Milán e iniciar un viaje de 4.650 kilómetros que, durante 15 días, les ha llevado por Italia, Grecia, Turquía y Siria para, finalmente, llegar a Irak. En todas partes se paraban a dar conferencias para concienciar a la gente. La iniciativa fue idea de Rodolfo Tucci, un italiano que la expuso en un artículo en el diario La Stampa y en una aparición televisiva. Desde ese momento, de forma espontánea, personas de todo el mundo se pusieron en contacto con él vía internet.

CRUCE DE FRONTERAS

"El viaje nos ha permitido descubrir que la movilización contra esta guerra es internacional. Por doquier, en Turquía, en Italia, en Grecia, la gente nos animaba, tocaba la bocina, nos apoyaba," dice Tucci, que explica que en la frontera siria, una de las complicadas de atravesar de Oriente Próximo, todo cambió cuando los policías se enteraron de quiénes eran. "Nos rellenaron los papeles en un momento, nos dieron un visado de tres semanas, nos desearon suerte y hasta nos estamparon un par de besos en la mejilla".

A su grupo le seguirá otro, formado por 70 británicos que viajan desde Londres en un típico autobús de dos pisos todo pintado de blanco que se les ha estropeado ya tres veces en lo que va de viaje. Desde España, llegarán dos grupos, una docena de personas de Cataluña y Andalucía. En total, superarán el centenar. El grupo andaluz ha escogido el nombre de Brigadas Mohamed al Faradei, en honor al argelino que combatió en las brigadas internacionales durante la guerra civil española.

Cano, que da clases de Metodología de Investigación en Ciencias Sociales en la Universidad de Río de Janeiro (Brasil), está casado y tiene dos hijos, uno de 10 años y otro de año y medio. "No ha sido fácil convencer a mi mujer, sobre todo porque eran nuestras vacaciones y yo me he venido desde Brasil a Irak", explica Cano. "En momentos extremos, hay que tomar decisiones extremas --se justifica-- y debemos hacer todo lo posible para evitar esta guerra, que puede convertir el mundo en un lugar horrible".

Cano destaca que la mayoría de los pacifistas procedan de España, Italia, Gran Bretaña y Turquía, "los países cuyos gobiernos apoyan el ataque estadounidense". "El hecho de que tantos españoles, británicos e italianos --asegura-- se hayan ofrecido a venir es algo así como la reacción con que los pueblos demuestran que quieren la paz y que no tienen nada que ver con Aznar, Berlusconi ni Blair. Si hay pocos franceses y alemanes es porque ellos no tienen por qué actuar, pues sus gobiernos ya se oponen a la guerra".

"Si estamos aquí es en parte por el compromiso con la paz y en parte por pura indignación ante lo que hace el Gobierno español", afirma este gaditano, que opina que, si el Gobierno de Aznar sigue en esa postura, "los españoles tendrán que iniciar una campaña de desobediencia civil".

PUNTA DE LANZA

"El Gobierno iraquí nos ha dicho que, si queremos, nos coloquemos en las centrales eléctricas y los depósitos de agua, para evitar que instalaciones básicas para los civiles sean bombardeadas", dice Cano.

En su opinión, son la punta de la lanza del rechazo masivo a la guerra que se expresará el sábado en las manifestaciones por todo el mundo. Por eso se niega a dar la paz por perdida. Y Cano, que es culé de toda la vida y que se acuerda de lo mal que anda su Bar§a, tiene un buen ejemplo contra el desaliento: "Parecía que Gaspart no iba a dimitir y al final lo ha hecho. Eso demuestra que no hay que perder la esperanza".