Miles de estudiantes se manifiestan contra la reforma universitaria en Italia, que se prevé que apruebe hoy el Senado, en diversas ciudades del país, entre ellas Roma, cuyo "triángulo del poder" -Senado, Cámara de Diputados y presidencia del Gobierno- están blindados por la policía para evitar altercados. Desde primeras horas, los palacios Madama (sede del Senado), Montecitorio (Cámara de Diputados) y Chigi (presidencia del Gobierno) están fuertemente protegidos por las fuerzas del orden, así como otras plazas del centro histórico de Roma, para impedir que lleguen hasta ellos los manifestantes. Las autoridades quieren evitar que ocurra como el pasado día 14, cuando las protestas acabaron en una batalla campal entre fuerzas del orden y manifestantes, que se saldó con 41 detenidos y un centenar de heridos, así como con la quema de vehículos policiales y cuantiosos daños en el centro de Roma, especialmente en la plaza del Popolo y la Vía del Corso. Los estudiantes han anunciado que no tienen previsto violar la "zona roja" para llegar hasta el Senado, donde se debate el proyecto de ley aprobado por el Gobierno del conservador Silvio Berlusconi, pero han anunciado concentraciones "sorpresa". A primeras horas de la mañana se pusieron en marcha tres manifestaciones de estudiantes en Roma, una de ellas desde la Ciudad Universitaria y otras dos desde otras tantas plazas de la parte sur de la ciudad, alejadas del centro. Las marchas, ninguna autorizada, se celebran en medio de un ambiente de tranquilidad y los participantes cantas consignas contra la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, y han anunciado la entrega de una carta al presidente de la República, Giorgio Napolitano, para que no firme la ley. Al igual que en Roma, miles de estudiantes se manifiestan en Milán, Palermo, Catania, Florencia, Bolonia, Bari, Cagliari, entre otras ciudades, a la vez que la Unión de Estudiantes (UdS) anunció que habían "sellado" con cinta aislante la entrada de un centenar de escuelas privadas. Con esa acción quieren denunciar el "proceso de privatización" de la enseñanza puesto en marcha por los gobiernos italianos en la última década, en detrimento de la enseñanza pública. La jornada de hoy se vive en Roma en un clima de tensión, después de que el portavoz del partido gubernamental Pueblo de la Libertad (PDL) en el Senado, Maurizio Gasparri, pidiera a los padres que convencieran a sus hijos de permanecer en casa en esta jornada, al considerar que estas manifestaciones "son frecuentadas por asesinos potenciales y hay que evitarlas". También propuso que se llevaran a cabo "arrestos preventivos" para evitar enfrentamientos. Además, ayer, fue hallado un artefacto explosivo al que le faltaba el detonador en un vagón de metro en la estación de Rebbibia, al este de Roma, lo que aumentó la tensión en la ciudad. En este ambiente, el Senado debate la reforma universitaria, muy criticada por estudiantes y docentes universitarios, ya que prevé, entre otras medidas, recortes en los fondos destinados a la investigación y a los centros públicos.