Una imagen de Jesucristo de piel tostada ha congregado a más de un millón de fieles en Manila en la conocida como procesión del Nazareno Negro, una de las mayores del mundo, que ha dejado cientos de heridos.

Vestidos de granate y ataviados con banderolas y rosarios, 1,5 millones de personas -según las primeras estimaciones- recorrieron desde la madrugada del martes el trayecto de tres kilómetros y medio hasta la histórica Basílica de Quiapo junto con esta talla del siglo XVII a la que muchos filipinos atribuyen su suerte y confían sus deseos para el futuro.

"El Nazareno me lo ha dado todo: un trabajo estable y salud para mi familia", comenta a Efe el marinero retirado Armando Bantayaun, de 57 años, que no se ha perdido una sola edición en el último medio siglo desde que su padre lo llevara por primera vez cuando tenía 7 años.

Armando porta una recreación de madera del Cristo Negro de unos tres kilos de peso que compró hace tres años. "Cuando era joven a veces lograba alcanzar el altar, pero me lesioné la espalda y ahora me conformo con tocar esta figura", explica.

GARANTÍA DE MILAGRO

Tocar la madera del Nazareno original es para muchos garantía de que sus milagros van a ser satisfechos, pero solo unos pocos lo logran.

Para ello superan la marea de devotos, escalan el andas (los filipinos conservan esta palabra española para referirse al armazón) a unos dos metros de altura y finalmente caen de nuevo sobre la multitud expulsados a empujones por los cofrades de Quiapo que regentan el altar.

Quienes no llegan a la carroza se conforman con tocar las cuerdas de varios metros de longitud que la arrastran, aunque este reto tampoco es fácil y provoca frecuentes aplastamientos, obligando a improvisar pasillos en los laterales del recorrido para evacuar a las víctimas del fervor.

Una joven de unos 15 años inconsciente y cubierta en sudor fue trasladada por varias personas que se abrieron paso como pudieron en la mediana de la avenida del Padre Burgos.

AVALANCHAS Y DESMAYOS

"Hace unos años me ocurrió algo parecido", comenta a Efe la comerciante Cheramie Ko, de 34 años y apasionada seguidora del Cristo Negro a quien siempre pide suerte en sus negocios. "Me caí durante una avalancha de gente y pensé que iba a morir, hasta que alguien logró sacarme. Tenía moratones por todo el cuerpo. Fue una experiencia muy traumática para mí y mi familia, así que desde entonces siempre me quedo en un lado", asegura.

Más de 670 personas se han desmayado el martes, 335 han sufrido heridas menores y tres se encuentran en estado grave según los datos provisionales de la Cruz Roja, un dato de momento mejor que el del año pasado, en el que hubo dos muertos y 1.200 heridos leves.

La escultura de madera del Nazareno Negro data del primero de los más de tres siglos de la colonización española de Filipinas. Tallada en México, llegó a Manila el 31 de mayo de 1606 en un galeón procedente de Acapulco que, según la leyenda, se incendió cerca del archipiélago.El calor de las llamas otorgó al Cristo su característico color oscuro según la creencia popular en el país, aunque otra versión atribuye este distintivo a que el autor, un artesano mexicano, quiso imprimir a la obra su misma tonalidad de piel.

La mayoría de los devotos que acuden a la procesión lo hacendescalzos. "Es parte de mi sacrificio", asegura Kath Espino, de 28 años, que desea quedarse embarazada de su novio y ha venido a pedirle al Nazareno que "obre el milagro".

La edición de este año ha estado marcada por la amenaza terrorista del Grupo Maute, una de las organizaciones yihadistas cada vez más activas al sur del país y que en más de una ocasión han perpetrado atentados en lugares concurridos.

"Este año estamos especialmente atentos por si alguien lleva una carga sospechosa, o si hay una mochila en el suelo", explicó a Efe una de los 4.190 agentes de Policía asignados a una procesión en la que el Cristo de piel tostada ha cumplido al menos la tarea de mantener a sus fieles a salvo del terrorismo islámico.