Miles de ciudadanos se vistieron ayer de blanco en París y otras 15 ciudades francesas para exigir la liberación de la francocolombiana Ingrid Betancourt, que lleva seis años en manos de las FARC y cuyo estado de salud es, al parecer, muy precario. En Bogotá, entretanto, el avión medicalizado enviado por el Gobierno francés con participación de España y de Suiza sigue esperando desde el pasado jueves que la guerrilla dé luz verde a la misión médica para prestar asistencia a la cautiva.

La primera dama francesa, Carla Bruni, y la presidenta argentina, Cristina Kirchner, de visita en Francia, participaron en la marcha blanca organizada en París, en la que unas 5.000 personas arroparon a los familiares de la rehén: su hijo Lorenzo, su exmarido Fabrice Delloye y su hermana Astrid Betancourt. En una aparente alusión al presidente colombiano, Alvaro Uribe, Kirchner pidió que se eliminen "todos los obstáculos" que impiden la liberación de Betancourt.

En el acto, el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, aseguró que su país "nunca detendrá" los esfuerzos para la liberación de la rehén, y afirmó que la misión humanitaria enviada a Colombia seguirá allí a la espera de una respuesta de la guerrilla. Si las FARC no responden, agregó: "Volveremos a empezar". El hijo de Betancourt señaló: "Libertad para todos. Que estos gritos crucen el Atlántico para que mamá los oiga". "Esta marcha no puede ser la última. Seguiremos hasta el último rehén", añadió Astrid.