Esta vez no es una expulsión premeditada o un desplazamiento forzoso como en 1948 y 1967. Tampoco un exilio solo provocado por las políticas israelís. El enfrentamiento cainita entre Hamás y Al Fatá, que ha convertido la vida en Gaza en una pesadilla, afecta a lo más sagrado de la cultura palestina: su apego al país y a su tierra.

En los últimos meses, cerca de 45.000 palestinos han solicitado visados para emigrar a la Unión Europea. Y solo en la franja, el territorio más castigado por la pobreza y la violencia, más de 200 personas acuden cada día a las distintas oficinas de gestión de visados, legales o clandestinas, un negocio en auge.

Abed Halil, de 43 años, es licenciado en Geografía y padre de cinco hijos. El pasado diciembre pagó en dólares el equivalente a 600 euros a un falsificador por un permiso de residencia italiano. Por uno sueco se pagan hasta 1.100 euros. "Tengo miedo de que me devuelvan a mis hijos con una bala en la cabeza. Tampoco puedo mantenerlos por la crisis", cuenta en el campo de refugiados de Yabalia. Llegó a El Cairo con su documentación falsa, pero en el aeropuerto fue descubierto y repatriado.

"Todos los valores y principios de esta sociedad se están destruyendo. No hay economía y el caos es inaguantable", afirma Jalil Abú Shamala, director de la organización de derechos humanos Al Dameer. Las ansias de emigrar se han disparado especialmente entre los varones jóvenes. Un 43% quiere hacerlo, según una encuesta de la Universidad de Birzeit.

Los países del Golfo --sin incluir Arabia Saudí-- abren las puertas a los recién graduados. Pero el sueño de la mayoría es Europa o América del Norte. Hay dos formas de lograrlo: a través de un visado de turista o tras obtener un visado de negocios.

Hamás e Israel continúan jugando, mientras tanto, al gato y al ratón. Los islamistas llevan días castigando el sur del Estado judío con proyectiles Qasam para atraer los bombardeos israelís y detener la sangría interna en Gaza. Israel, pese a la presión de su opinión pública, no acaba de entrar en el juego. Ayer, sus cazas atacaron la franja y asesinaron a cinco militantes islamistas y dos civiles. Hamás amenazó con nuevos ataques suicidas.