Miles de personas se han concentrado frente a la Casa Blanca, en Washington, para celebrar la victoria del presidente electo, Barak Obama, el primer afroamericano que accede al puesto. La Policía ha rodeado el recinto ante la incesante riada de gente, que no deja de llegar pese a la fuerte lluvia que cae en Washington.

La mayoría son jóvenes, pero también matrimonios y ejecutivos que se habían reunido en los restaurantes cercanos para seguir el resultado de los comicios, y que se han acercado para vivir este momento histórico. La victoria de Obama tiene un significado muy especial en una ciudad en la que predomina la población afroamericana, con un 70 por ciento. Ilusión, esperanza y cambio, son las palabras con las que ha conseguido despertar a los votantes que hoy gritaban "yes we did" (Sí, lo hicimos) y "Yes we hope" (Sí, tenemos esperanza).

"Esto significa que mis nietos algún día pueden llegar a ser presidentes de este país", dijo a Efe Dee Benzing, una joven afroamericana de 34 años, que acudió junto a su marido, Aaron, de raza blanca. "Hace cuarenta años no nos hubiéramos podido casar y cuarenta años más tarde un afroamericano será el presidente de este país", dijo Benzing visiblemente emocionada, al recordar el esfuerzo que hicieron sus antepasados en la defensa por los derechos civiles. Para el matrimonio Houston, que también ha acudido a los alrededores de la Casa Blanca, Obama representa el cambio "no sólo en este país, sino en el mundo, es una esperanza para conseguir un país mejor". "Hemos estado en la trastienda de la historia durante muchos años", dijo Linden Houston, "es hora de que dejemos esos tiempos atrás".

Pero no sólo para los afroamericanos es un hito histórico, el colectivo latino también estuvo presente, la minoría que más rápido ha crecido en los últimos años. Para David Galán, originario de Perú, "es el principio de un cambio para este país, para que mejore la economía y acabe la constante pérdida de empleo". Galán acudió con su amigo Diego Casas, salvadoreño, ante la Casa Blanca porque "quiero formar parte de la historia", dijo a Efe.

Por su parte, Casas confía en que el nuevo presidente cumpla su palabra y se comprometa a mejorar la situación de los inmigrantes. La joven Marye Mariati, de 30 años y de origen indonesio, también tiene sus esperanzas puestas en que "mejore la economía y se centre en la política de inmigración, somos muchas las comunidades de inmigrantes que vivimos en este país". Pese a que en Washington la noticia se conoció al filo de la madrugada, las bocinas de los coches sonaban incesantemente, mientras la gente seguía concentrándose para celebrar la victoria de los demócratas.