Tres mujeres ululando. Dos tipos vestidos de guerrilleros del desierto: traje militar, turbante y metralleta de juguete. Los máximos dirigentes de los dos principales sindicatos. Javier Bardem y Rosa María Sardà. Decenas de jóvenes subidos a contenedores gritando "¡queremos una guerra!". Y el portavoz del PP, Esteban González Pons, rodeado de un penetrante olor a marihuana que provenía de varios jóvenes de estética okupa armados con instrumentos percusivos. Todos ellos, tan distintos en sus orígenes e ideologías, cupieron ayer en apenas 20 metros cuadrados. Fue en Madrid, en la cabecera de la manifestación a favor del Sáhara, y existen pocos precedentes en España de una marcha así de heterogénea.

Así de heterogénea y así de divergente en sus postulados. Todos condenaron el violento desmantelamiento marroquí el pasado lunes del campamento reivindicativo situado a las afueras de El Aaiún, y todos arremetieron contra la tenue respuesta de un Gobierno socialista que hasta ahora se ha limitado a "lamentar" unos hechos "muy graves". José Luis Rodríguez Zapatero, de hecho, fue casi igual de increpado que Mohamed VI. No todos, sin embargo, pedían lo mismo.

La mayoría, y desde luego casi todos los manifestantes de origen español, abogaban por una solución pacífica para la antigua colonia española, una solución que pasase por la ONU, pero también hubo cientos de jóvenes de origen saharaui, en un acto que concentró a miles de personas, que incendiaron banderas marroquís, fotos del monarca alauí y argumentaron que la única vía posible, tras 35 años de "ocupación", era la bélica.

UNA CITA ANUAL Dicen los asiduos a una marcha que la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara celebra cada año, que esta nunca había reunido a tantas personas. Y que nunca se habían escuchado tantos gritos de "¡queremos guerra!" o de "¡esto no se arregla, guerra, guerra, guerra!".

"Lo que hizo Marruecos en el campamento es una declaración de guerra. Me recuerda al éxodo de 1976 --dijo poco antes de llegar a la Puerta del Sol, donde concluyó la marcha, Lehdia Dafa, una saharaui de 37 años que lleva cinco en España--. Pero le está saliendo el tiro por la culata. Mira a toda esta gente".

Entre esa gente, más allá de los actores, los sindicalistas y los políticos --de IU, de ICV, de UPyD, del PP y también, pese a todo, de un PSOE representando por dos dirigentes de escaso peso en la cúpula socialista: el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, y el diputado Antonio Gutiérrez-- estaba Mohamed Dahman. Tiene 17 años. "Ya estamos hartos de tanta ocupación y de tantas falsas promesas --explicó--. Ahora solo cabe hacer la guerra".