Miles de simpatizantes del Partido Popular de Pakistán (PPP), que presidía la asesinada Benazir Bhutto, se enfrentaron hoy con las fuerzas de seguridad en Rawalpindi, ciudad en la que la líder opositora fue asesinada el pasado día 27. Los enfurecidos manifestantes emprendieron una marcha hacia la residencia del ex ministro de Ferrocariles Sheikh Rashid Ahmad y se enfrentaron con los agentes del orden, que les lanzaron gases lacrimógenos, informó el canal de televisión Dawn.
El Gobierno ha desplegado a los "rangers" (paramilitares) para mantener el orden en diez ciudades de la provincia nororiental del Punjab, entre ellas Rawalpindi. La carretera que une Rawalpindi con la vecina Islamabad registró hoy nuevos episodios de violencia, como la quema de neumáticos y destrozos a vehículos por parte de manifestantes del PPP, relató un testigo de los hechos, que tardó horas en alcanzar la capital desde su casa para acudir al trabajo.
Durante la noche pasada, continuaron el pillaje y otros actos violentos en Rawalpindi, aunque la mayor tensión se registra en la provincia sudoriental de Sindh, sobre todo en la ciudad portuaria de Karachi. El Ejecutivo anunció ayer el despliegue del Ejército, que tiene orden de disparar a matar para contener la violencia en Karachi, localidad natal de Bhutto.
Al menos 23 personas han muerto en Sindh, cuatro de ellas miembros de las fuerzas de seguridad, en los episodios de violencia ocurridos desde la muerte de la líder del PPP, según la última cifra oficial. Sindh tiene todas las líneas ferroviarias cortadas con el resto del país, mientras las comunicaciones por tren son irregulares en varias localidades de otras provincias de Pakistán, que también registra desde ayer un colapso de sus comunicaciones telefónicas.
Del mismo modo, los pocos servicios de tren entre Pakistán y la India han quedado suspendidos por motivos de seguridad. Islamabad, la capital, es una ciudad casi desierta, con la inmensa mayoría de las tiendas y gasolineras cerradas y una presencia policial mayor que la de ayer.
