Hosein Rasam es el embajador acusado por las autoridades iraníes de incitar a los disturbios postelectorales en la república islámica tras los comicios presidenciales del pasado 12 de junio. Miliband indicó que tanto Francia (de donde procede otra de las acusadas por las autoridades iraníes, Clotilde Reiss), como la Presidencia sueca de la Unión Europea le han trasladado su solidaridad en este sentido.

Tanto Reiss como Rasam están acusados de los cargos de incitación al desorden público. Además, Reiss ha sido formalmente acusada de amenazar la seguridad nacional iraní, un delito que podría ser penado incluso con la muerte por ahorcamiento, mientras que Rasam ha sido acusado de espionaje. Previamente, una portavoz del Gobierno británico había condenado enérgicamente desde el anonimato el proceso judicial abierto contra su empleado y contra las decenas de políticos moderados que le acompañan. Londres ya ha emitido una protesta oficial por la que insta Irán a que "aclare las circunstancias en las que se está desarrollando este proceso, para "decidir como responder a esta última afrenta".