La asonada golpista protagonizada este fin de semana por un grupo de jóvenes militares filipinos finalizó ayer sin sangre y con la liberación de todos los rehenes. Tras negociar con el Gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, los casi 300 sublevados aceptaron ayer evacuar el centro comercial del barrio de Makati, en Manila, donde se habían atrincherado, y regresaron a sus cuarteles.

Los amotinados, supuestos seguidores del exgeneral golpista, hoy senador, Gregorio Honasan, partidario del expresidente Joseph Estrada, abandonaron el sábado sus puestos con sus armas al hombro y fueron declarados oficialmente desertores. Pocas horas después, tomaron el complejo del centro Ayala, situado en la avenida del mismo nombre, formado por un hotel de cinco estrellas, dos centros comerciales, varios bares y restaurantes, y un inmueble de lujo, el Oakwood, habitado por numerosos extranjeros. Tanto en la avenida Ayala como en en el interior del edificio, los militares instalaron varios artefactos explosivos.

REHENES LIBERADOS

Aunque los militares rebeldes afirmaron que no habían tomado rehenes entre las personas que se hallaban en el centro Ayala, retuvieron en situación confusa a la embajadora de Australia en Filipinas, Ruth Pearce, a cuatro miembros de la policía australiana y a dos norteamericanos. Unas seis horas después de iniciada la insurrección, varias decenas de personas abandonaron el edificio y fueron evacuadas en cinco autobuses por las tropas leales al Gobierno de Arroyo.

En un vídeo difundido por la cadena de televisión ABS-CBN, los insurgentes reclamaron la dimisión de la presidenta Arroyo, a la que acusaron de ser responsable de la corrupción generalizada en el Ejército y de pretender decretar la ley marcial para retener el poder después de la expiración de su mandato en el 2004.

Los militares rebeldes acusan a Arroyo y a su ministro de Defensa, Angelo Reyes, de organizar los atentados que en marzo y abril dejaron 35 muertos en la ciudad de Davao (Mindanao), de los que se culpó oficialmente al Frente Moro de Liberación Islámico. También afirman que los corruptos del Ejército han vendido armas a los grupos insurgentes que operan en el país, a los que ellos combaten, con alto riesgo, salarios bajos y malos alojamientos.

Las tropas gubernamentales rodearon el edificio con un gran despliegue de tanques y soldados, pero se mantuvieron a distancia. Arroyo dio un ultimátum que, ante el proceso positivo de la negociación, fue ampliado primero dos horas y luego indefinidamente. Antes de que finalizara el primer plazo, unos 50 soldados se rindieron y abandonaron el edificio. Finalmente, unas horas después, los negociadores gubernamentales convencieron al teniente Antonio Trillanes de que aceptara su rendición.

REVUELTA POPULAR

En el año 2001, siendo vicepresidenta de Filipinas, Gloria Arroyo sucedió al presidente Joseph Estrada, defenestrado por una revuelta popular apoyada por el Ejército. Estrada, detenido por haber desviado 80 millones de dólares (algo más de 80 millones de euros, 13.311 millones de pesetas), fue trasladado ayer del Hospital de Veteranos al cuartel general del Ejército por razones de seguridad.

Durante su presidencia, Arroyo ha afrontado crisis económicas, sociales, sanitarias y terroristas, y ha llevado adelante duras y políticamente complejas campañas militares contra los grupos insurgentes que operan en el archipiélago, sobre todo en Mindanao. Los principales son el Frente Moro de Liberación, el de Abu Sayaf y la Jema Islamiya. Supuestamente, los dos últimos tienen conexiones con Al Qaeda.