John Edwards es la personificación misma del sueño americano. Nacido en 1953 en el sur profundo de la nación, en el estado de Carolina del Sur, e hijo del supervisor de una fábrica de textiles, fue el primero de su familia que logró ir a la universidad, donde se tituló con honores como abogado, tras pagarse la carrera trabajando en la misma fábrica que su padre.

Hoy, este hombre atractivo que acaba de cumplir 51 años es multimillonario gracias a sus dos décadas de abogacía, litigando casos de daños personales. Su entrada en política coincidió con una profunda herida personal: la muerte en accidente de tráfico en 1996 de su hijo Wade. Edwards, que se casó con su novia de la facultad, Elizabeth, y tiene tres hijos más, cambió entonces el bufete por la política y en 1998 fue elegido como senador por Carolina del Norte.

En el Senado demostró sus afiladas dotes de interrogador y su labia a la hora de defender las posiciones demócratas. En otoño anunció que no se presentaría a un segundo mandato, antes de saltar a la carrera por la Casa Blanca como aspirante a la candidatura demócrata. "El país que defiendo es el que todavía cree que el hijo de un obrero textil puede derrotar al hijo de un presidente por la Casa Blanca", repitió durante las primarias, donde sólo consiguió una victoria --en Carolina del Sur--, pero impresionó a la cúpula demócrata por su capacidad para conectar con los votantes.