La vida es eterna en medio minuto. En esa brevedad, los 33 mineros chilenos atrapados pudieron hablar por primera vez con sus familiares. El diálogo telefónico entre el socavón y la superficie marca un punto de inflexión en el proceso de rescate. El protocolo de conversación se parece mucho al de los lugares de encierro. De un lado, la persona elige con quién hablar. No los separa, esta vez, un vidrio antibalas. La caseta telefónica se instaló junto a la sonda que alcanzó el fondo días atrás. Hasta allí fueron esposas, madres, padres e hijos de los trabajadores enterrados en la mina San José.

Jessica Yáñez volvió a escuchar la oferta matrimonial de Esteban Rojas. "Le dije que si me compraba el vestido, lo organizábamos todo juntos. Me dijo que cuando saliera íbamos a organizar la gran fiesta", contó ella más tarde. Elizabeth Stegar pudo comunicarse con su padre, José Ojeda. "Me dijo que no me preocupara, que está bien, mandó saludos", relató.

EFECTO CONTUNDENTE Primero fueron cartas, entregadas en un papel carcomido por la humedad y el agua. Después llegaron las imágenes silentes: al principio en blanco y negro, y luego en color y con mayores detalles del entorno y los rostros. Ahora es tiempo de voces. Y si bien el contacto ha sido de apenas 30 segundos por familia, tuvo una intensidad y un efecto contundentes entre los interlocutores.

Los habitantes del campamento La Esperanza, a las puertas de la mina, tienen ahora un fundamento más para ilusionarse. Los trabajadores también han sentido un fuerte empuje anímico después del intercambio.

FUTURO PADRE Ariel Ticona, de 29 años, sigue siendo no obstante el personaje misterioso de una historia cuyo final feliz por el momento no se espera hasta diciembre, a pesar de los planes alternativos que manejan los encargados del rescate. Ticona no se ha dejado ver en los vídeos. Esa ausencia, al parecer, no se debe a un estado depresivo. "Es muy tímido. Ni siquiera las fotos le gustan", explicaron sus allegados. Ticona es minero como su padre, Héctor, y pronto será él también papá.

Hubo, en esos 30 segundos, tiempo suficiente para subrayar afectos y recordar otro tipo de necesidades. Los familiares informaron a los 33 de que ya han percibido el salario de agosto. Pero están muy preocupados por lo que vendrá. La empresa dueña de la mina San José ha manifestado su intención de declararse en quiebra. El sindicato de trabajadores de ese yacimiento reclamó al Gobierno que se haga cargo de la situación. "Lo que queremos es que la empresa sea deudora del Estado, pero no de los trabajadores", señaló su presidenta, Evelyn Olmos.