Los primeros 96 metros del túnel que devolverá a la luz a los mineros atrapados en la mina San José empezaron ayer a ser revestidos de acero para que la cápsula que izará a los 33 de Atacama se deslice sin inconvenientes. Si no hay sorpresas, el miércoles comenzará la etapa final de una historia que tiene en vilo a Chile y al mundo. "Se han bajado las primeras tuberías", explicó el jefe de las tareas de rescate, André Sougarret, en el campamento La Esperanza, situado a los pies de la mina.

El ministro de Minería chileno, Laurence Golborne, precisó que el conducto, de unos 70 centímetros de diámetro, ha sido reforzado donde existe "una zona de mayor probabilidad de desprendimiento de alguna piedra". Los 16 tubos deben ser ensamblados y soldados.

Luego se instalará el sistema de anclaje de las poleas de la cápsula y después se pondrá en marcha la última fase de la operación San Lorenzo, nombre con el que se rinde tributo al patrono de los mineros.

DETALLES DEL PLAN El plan acabó de definirse cuando la perforadora T-130, apodada La Milagrosa , alcanzó el sábado el taller donde están los mineros atrapados. No hay detalle que no haya sido fijado en el plan: indumentaria, alimentación, rutinas, tecnologías. Se ha decidido que primero subirán los más hábiles. Se trata de seis mineros cuya información pude ser de gran utilidad. Luego, los más débiles.

El ministro de Sanidad, Jaime Mañalich, dijo que son diez los trabajadores que padecen diabetes, hipertensión o problemas dentales y de piel. Por último subirán los que están en condiciones de soportar mejor la espera: los más fuertes. Cada viaje hasta la superficie durará una hora.

Si todo marcha según lo previsto, el viernes no quedará ya nadie 700 metros bajo tierra.