La posición del Reino Unido frente a la crisis de Irak vuelve a pasarle factura a Tony Blair. Dos meses después de la renuncia de Robin Cook, líder laborista de la Cámara de los Comunes, el primer ministro británico perdió ayer a otra figura relevante de su Gobierno, la ministra de Desarrollo Internacional, Clare Short, que dimitió por considerar que Blair no cumplió con su compromiso de respetar el papel de la ONU en el proceso de reconstrucción de Irak.

Short, ministra desde 1997, cuando el partido laborista llegó al poder, denunció en su carta de dimisión que "no se está respetando la necesidad de un proceso liderado por la ONU para establecer un Gobierno legítimo en Irak". Short ya había amenazado con dimitir cuando Blair anunció que Gran Bretaña apoyaría la intervención militar en Irak aún sin el aval de la ONU. Luego rectificó y permaneció en el cargo, alegando que quería ayudar al pueblo iraquí en la reconstrucción.

DECISION ESPERADA

La renuncia se ha producido apenas unos días después de que la ministra se abstuviera de asistir a una votación en la Cámara de los Comunes sobre una polémica reforma del sistema hospitalario, lo cual había dado lugar a numerosas especulaciones sobre su futuro en el Gobierno. Su decisión, por eso, no sorprendió a nadie, y muestra de ello es que sólo media hora después de que la ministra presentara su dimisión, Downing Street ya había nombrado a su sustituta, la baronesa Valerie Amos, hasta ahora secretaria de Estado para Africa.

Short, en el fondo, considera que Blair le mintió sobre el papel que iba a jugar la ONU en la posguerra, y que probablemente lo hizo para evitar un cisma de graves consecuencias políticas: el que se hubiera producido si en una misma semana hubieran renunciado ella y Cook. En su renuncia, Short acusó a Blair y al ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, de "negociar secretamente" la resolución que EEUU, el Reino Unido y España presentaron el viernes ante el Consejo de Seguridad, la cual contradecía las garantías que ella ofrecía a los legisladores británicos.

"Es poco probable que la resolución sea aceptada, pero si pasa, no creará mejores condiciones para la reconstrucción de Irak", dijo ante la Cámara de los Comunes, donde explicó su dimisión.

Fue precisamente allí, delante de los diputados, donde Short se despachó a gusto contra el Gobierno británico. "Al primer ministro le diré que ha hecho grandes cosas desde 1997, pero que, paradójicamente, se está arriesgando a destruir su herencia por su obsesión de hacerse un lugar en la historia". Incluida la de Cook, ésta es la cuarta dimisión que se produce en el Gobierno británico como consecuencia de la posición asumida frente a Irak.