El 7 de julio y el 21 de julio del 2005 comparten el mismo espeluznante guión, pero con un desenlace muy diferente, ya que ayer no hubo muertos. El planteamiento y el desarrollo parecen un calco: cuatro explosiones a la misma hora en tres paradas de metro y un autobús. Y cada uno de los verdugos dispuesto sobre los puntos cardinales de una imaginaria cruz de fuego sobre la capital británica.