Bolivia reemplazó ayer su fiesta de la Independencia por el luto, tras la muerte de dos mineros durante un choque con la policía en el distrito de Oruro, al oeste del país. Y, otra vez cerca del precipicio, el presidente, Evo Morales, acusó ayer a los "antipatrias" y "pichones aprendices de dictadores" de frenar los cambios. A ellos les pidió que el domingo "se sometan al examen del pueblo", en el referendo revocatorio de presidente y gobernadores, "y dejen de someterse al imperio".

Morales salió al balcón del palacio Quemado, la sede presidencial, y explicó a los habitantes de La Paz y El Alto, donde se concentra su mayor base social, las enormes dificultades que "los grupos privilegiados que no respetan la democracia" ponen al proceso de transformaciones. En rigor, el presidente debía haberle hablado al país desde Sucre, capital de Chuquisaca, en la sesión de honor del Congreso, y como parte del 183.º aniversario de la independencia boliviana. Pero sus autoridades no le ofrecieron garantías. Es más: la prefecta Savina Cuéllar le pidió a su examigo, el presidente, que renuncie. "El radicalismo del Gobierno está llevando a la confrontación entre bolivianos y hace matar a los hermanos campesinos", dijo.

REFORMA CONSTITUCIONAL Sucre se ha convertido en territorio vedado para El Evo desde los disturbios de fines del 2007 con los que se cerró una reforma constitucional que debe ser ratificada en una consulta. Pero antes, el día 10, los bolivianos tienen que decidir si Morales, su vicepresidente, Alvaro García Linera, y los prefectos (gobernadores) siguen en sus cargos. Para que Morales se vaya a su casa se necesitan el 55% de los votos. El Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) confía en que saldrá victorioso.

El baño de masas en el centro de La Paz le proporcionó al presidente una cuota de alivio después de horas de tensión que obligaron a las autoridades a confirmar la realización de un referendo que se creía peligrar.

El enfrentamiento entre unos mineros, que reclaman una nueva ley de pensiones, y la policía, fue apenas un eslabón en la cadena de conflictos la víspera del día de la independencia. Hubo también, una marcha de discapacitados que reclaman un subsidio y una movilización en Tarija que frustró la llegada de los presidentes de Argentina y Venezuela, que pretendían acompañar a Morales al final de su campaña proselitista.