Planeta o muerte". Evo Morales lanzó la consigna frente a una multitud de indígenas, ecologistas, científicos y representantes de movimientos sociales. Para el líder boliviano, el mundo se encuentra frente a un "dilema existencial": se continúa con el capitalismo, que es "la causa principal de la destrucción de la Madre Tierra", o se emprende "el camino de la armonía con la naturaleza".

El tono de admonición apocalíptica domina la Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (CMPCC) que tiene lugar desde el martes hasta hoy en Tiquipaya, a unos 400 kilómetros de La Paz, y cuenta con Morales como principal agitador. Las expectativas de los organizadores han quedado superadas. Más de 20.000 personas han llegado hasta esa ciudad cochabambina para diseñar políticas alternativas.

RESPUESTA A COPENHAGUE La CMPCC ha sido convocada como respuesta a los magros resultados obtenidos en Copenhague en diciembre. "Las potencias industriales se negaron a ratificar los principios del Protocolo de Kioto, y ahora estamos peor", repiten los delegados participantes en la cumbre de Tiquipaya.

Durante su arenga inicial, Morales no solo pintó un futuro sombrío, también defendió la producción de alimentos orgánicos y las ventajas de la medicina ancestral frente a las soluciones industriales, y rechazó todas las variables de consumismo.

En las mesas de los bolivianos comienza a servirse en estos días la Coca Colla, una bebida elaborada sobre la base de la hoja de coca, cuyo uso ancestral es defendido a capa y espada por las actuales autoridades. Haciendo publicidad al nuevo brebaje, Morales lanzó sus invectivas contra la Coca-Cola, a la que consideró algo más que un símbolo del sistema: afirmó que la bebida tiene sustancias químicas capaces incluso de desatascar desagües.

DESCONCIERTO El presidente boliviano también disertó sobre las desventajas de los transgénicos. La relación entre la homosexualidad y el consumo de carne de pollo engordado con progesterona fue desconcertante. "El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas: por eso los hombres, cuando comen este pollo, tienen desviaciones en su ser como hombre", dijo. La pérdida del cabello sería otra de las consecuencias: "La calvicie, que parece normal, es una enfermedad en Europa. Casi todos son calvos, y esto es por las cosas que comen, mientras que en los pueblos indígenas no hay calvos, porque comemos otras cosas".

La CMPCC discute temas como la deuda climática de los países ricos y los mercados de carbono. El Gobierno boliviano se opuso a la formación de la denominada Mesa 18, reclamada por varios pueblos originarios para debatir los conflictos medioambientales que afronta el país. Las principales denuncias apuntan a la explotación minera. Un yacimiento de plata y zinc en manos de una empresa japonesa se encuentra bloqueado por campesinos e indígenas que protestan contra la contaminación y el consumo desmedido de aguas subterráneas. Otros indígenas se oponen a la construcción de presas en Brasil y a la exploración petrolera en la Amazonia.

La cumbre de Tiquipaya se propone asimismo realizar entre octubre y noviembre una consulta mundial sobre el cambio climático. Lo que se busca es un impacto que condicione la reunión de Cancún (México), convocada para diciembre por la ONU. Las organizaciones sociales quieren que los ciudadanos se pronuncien sobre la necesidad de cambiar los hábitos de "consumo y derroche".