Con el puño izquierdo alzado y la mano derecha sobre el corazón, el líder de los cocaleros, Evo Morales, apenas pudo contener ayer las lágrimas al jurar como presidente de Bolivia, el primer indio de su historia. "Antes no teníamos derechos. Ahora, estamos acá para cambiar juntos esta injusticia", dijo en su discurso. En alusión a sus antecesores, añadió: "Hay que servir al pueblo, no vivir del pueblo".

Para Morales, "si Bolivia no hubiera sido saqueada, sería como Suiza". El nuevo mandatario, que ganó las elecciones con el 53,7% de los votos y ahora cuenta con el 74% de aprobación, despierta grandes esperanzas en los sectores desfavorecidos, que representan al 60% de la población.