Las autoridades filipinas dejaron claro ayer que en la lucha contra el terrorismo nunca les va a temblar el pulso. El aplastamiento de un motín de presos del grupo integrista musulmán Abú Sayyaf en una cárcel de Manila acabó en un baño de sangre, con 22 reos y un policía muertos.

Entre los fallecidos hay tres destacados dirigentes de Abú Sayyaf, grupo vinculado a Al Qaeda. Se trata de Galib Andag, alias comandante Robot , Alhamser Limbong, comandante Kosovo , y Nadjmi Sabdulla, comandante Global . Todos ellos están directamente relacionados con los secuestros masivos de turistas en los años 2000 y 2001. Limbong, considerado el cabecilla del trágico levantamiento de ayer, está acusado del asesinato de dos rehenes norteamericanos y del incendio de un transbordador en la bahía de Manila el año pasado. Murieron 116 personas, en lo que fue el peor atentado en la historia de Filipinas.

El motín empezó el lunes, cuando una decena de presos de Abú Sayyaf del penal de Bagong Diwa --donde está el cuartel general de la policía-- asaltó a sus guardianes, los desarmó y asesinó. En las primeras horas del levantamiento, además de tres vigilantes, murieron dos reos, con lo que el número total de muertos en la crisis es de 28.

Los amotinados exigían mejores condiciones de detención y mayor celeridad judicial. Las autoridades estimaron, sin embargo, que el motín era en realidad un intento frustrado de fuga. La cárcel acogía a 471 reclusos, un tercio de ellos del grupo Abú Sayyaf, según Reuters.

Las negociaciones no dieron resultado y el Gobierno dio la orden de asalto a las 24 horas de iniciarse la crisis. Durante la mañana, unos 300 miembros de las fuerzas especiales, equipados con gases lacrimógenos y armas automáticas, entraron por puertas y tejados en el edificio.

El secretario de Interior, Angelo Reyes, afirmó que el asalto fue llevado a cabo "de forma ejemplar". "Espero que se entienda el mensaje de que todo acto similar será tratado de la misma forma", añadió. "Los terroristas han recibido lo que se merecían. Se les dieron todas las oportunidades para rendirse", dijo, firme, la presidenta Gloria Macapagal.

EN ESTADO DE ALERTA Tras el sangriento asalto, los cuerpos de seguridad de Filipinas extremaron las medidas de alerta ante la previsión de que Abú Sayyaf intente vengar la muerte de sus compañeros con un atentado. Un portavoz de la organización amenazó "con llevar la guerra a Manila". Un representante militar, el coronel Buenaventura Pascual, declaró que las fuerzas de seguridad se preparaban para posibles atentados en la capital.

Un puñado de excombatientes de la guerra en Afganistán contra la Unión Soviética fundó Abú Sayyaf en 1991 y Estados Unidos lo incluyó en su lista de organizaciones terroristas tras los atentados del 11 de septiembre.