Manuel Martín-Oar Fernández-Heredia, un capitán de navío de 56 años que realizaba misiones civiles como ayudante del diplomático Miguel Benzo, se convirtió ayer en la primera víctima española en Irak.

El Ministerio de Exteriores confirmó a las diez de la mañana el fallecimiento del militar a consecuencia de las heridas sufridas en el atentado del martes contra la sede de la ONU en Bagdad, que ha costado la vida a 24 personas, entre ellas, el enviado especial de la ONU Sergio Vieira de Mello.

La muerte del oficial español sobrevino después de haber sido evacuado en ambulancia, la tarde del martes, a un hospital norteamericano situado a unos 30 kilómetros de Bagdad. Inicialmente, las autoridades españolas no temieron por su vida. El Ministerio de Defensa emitió el martes un comunicado informando de que sólo sufría heridas en los brazos. Pero el impacto de la explosión y los cascotes del edificio le provocaron un traumatismo cerebral muy grave que le ocasionó un colapso y la muerte.

BUSQUEDA EN HOSPITALES

El encargado de negocios español, Eduardo de Quesada, dijo que el embajador especial Miguel Benzo y el cónsul español en Bagdad recorrieron los hospitales la noche del martes para localizarle. La confusión era tal que no sabían dónde estaba ingresado.

En el mismo edificio del Hotel Canal se encontraba, en el momento del atentado, el también funcionario español López de Oribe, que trabaja para la Autoridad Provisional de la Coalición (APC). El salió ileso, por su propio pie, de entre los escombros del edificio y vio cómo su compañero, herido en los brazos, era evacuado en una ambulancia.

La noticia de la muerte del militar sumió en la desolación a los funcionarios españoles desplazados a Bagdad. "Benzo se encuentra destrozado y no creo que desee hacer declaraciones", dijo un diplomático amigo suyo. El embajador Benzo y el militar fallecido vivían juntos y eran amigos desde hace cinco años. De hecho, el oficial había pedido voluntariamente el destino en Bagdad como adjunto al diplomático, que fue nombrado por el Gobierno el 7 de junio pasado para el cargo de responsable de asuntos civiles y reconstrucción de la APC, bajo la dirección del norteamericano Paul Bremer.

TRABAJO CIVIL

Martín-Oar trabajaba en el Consejo de Cooperación Internacional, un órgano de la APC que se encarga de las relaciones con Naciones Unidas y con las organizaciones no gubernamentales. Era el responsable de la coordinación de la ayuda humanitaria y tenía su oficina en el propio hotel atacado.

En la APC, en Bagdad, trabajan en estos momentos 12 funcionarios españoles civiles y militares, a los que ayer mismo tenían previsto sumarse otros cuatro. La captación de funcionarios para este destino en la Administración de Bremer, en la que el general español Luis Feliu figura como asesor de defensa y seguridad, ha corrido a cargo del comisionado especial para Irak y secretario de Estado de Defensa, Fernando Díez Moreno.

Ayer, el propio Díez Moreno y uno de los cuatro hijos del fallecido viajaron a Bagdad para tramitar la repatriación de los restos. Fuentes de Defensa no pudieron precisar si el féretro llegará hoy ni cómo será el funeral.

DELEGACION DE ONG

A pesar del brutal atentado, los 11 miembros de la delegación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) que salieron el martes hacia Bagdad manifestaron su voluntad de realizar el trabajo de identificación de las misiones de cooperación que llevarán a cabo en Irak. El jefe de la delegación, Martín Bragado, aseguró que el atentado no aplazará la apertura de la oficina de la AECI en Bagdad.

En la capital iraquí trabajan ya algunas organizaciones humanitarias, como Mensajeros de la Paz, bajo la dirección del padre Angel, y un grupo de cooperantes del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL). Un equipo médico de esta organización, que llegó a Irak el pasado día 5 de agosto, colaboró el martes en la atención a las víctimas del atentado. Según esta ONG, el atentado "vuelve a señalar la situación de caos en la que ha sumido al país la gestión de la autoridad interina nombrada por Estados Unidos".

Los explosivos usados para perpetrar el atentado más grave que ha sufrido una delegación de Naciones Unidas en los últimos 45 años eran iguales a los utilizados por las fuerzas militares de Sadam. Unos 500 kilos, según el jefe del FBI en Bagdad, acompañados de otros 680 de municiones.