Diez soldados miembros de la Fuerza internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) resultaron muertos en varios incidentes armados en Afganistán. Estas muertes convirtieron el día de ayer en uno de los más mortíferas para el ejército militar extranjero en el país asiático en meses.

Cinco de los fallecidos perecieron al explotar una mina artesanal en el este del país. Otros dos perdieron la vida al estallar otro artefacto en el sur, y un tercero, por culpa de una bomba. La ISAF no dio a conocer nombres, identidades o nacionalidades, pero anoche trascendió que uno de los muertos era de nacionalidad francesa y al menos uno, estadounidense.

Más de 1.800 militares han muerto en Afganistán desde el derrocamiento de los talibanes, en el 2001. El número de tropas extranjeras en suelo afgano está a punto de alcanzar los 150.000, como parte de una ofensiva iniciada por el presidente Barack Obama para arrebatar a los talibanes la iniciativa y permitir un mayor control de la situación por parte del contingente multinacional. La insurgencia, por su parte, insiste en que no iniciará negociaciones de paz hasta que los militares extranjeros no se vayan.