Fuerzas combinadas del Ejército y la policía iraquí, apoyadas por soldados y maquinaria militar de Estados Unidos, entraron ayer en la ciudad de Tal Afar, uno de los principales feudos de la insurgencia iraquí. La ofensiva, que tiene como objetivo "limpiar de terroristas" la ciudad, ha acabado hasta ahora con la vida de al menos 141 presuntos insurgentes, mientras que unos 200 han sido capturados, según dijo ayer el ministro de Defensa iraquí, Sadún al Dulaimi.

Testigos del ataque afirmaron que la ofensiva arrancó cuando aviones de combate estadounidenses bombardearon el centro de la ciudad, donde se supone que gran parte de los rebeldes están atrincherados. La incursión de las fuerzas terrestres se produjo después, encabezada por blindados y carros de combate. En la operación, que se alargará al menos tres días, participa una división del Ejército iraquí, tres batallones de la policía y tres norteamericanos, lo que supone varios miles de hombres. Se trata de la mayor operación militar contra una ciudad iraquí tras el devastador ataque contra Faluya, en noviembre.

Para Washington y Bagdad, el éxito del ataque a Tal Afar es importante. No sólo porque consideran esta ciudad, a 60 kilómetros de la frontera con Siria, un refugio de los rebeldes, sino porque es una prueba para el Ejército iraquí. Hasta ahora han perdido a cinco hombres.

Agobiado por las críticas a su política en Irak, el presidente de EEUU, George Bush, necesita que las fuerzas iraquís demuestren ser capaces de hacer frente por sí solas a los rebeldes; esto le permitiría reducir el despliegue estadounidense en el país árabe. El ataque a Tal Afar lo ordenó el primer ministro iraquí, Ibrahim al Yafari, en respuesta, según dijo, a la petición de los jefes de tribu de la zona. Parte de los 250.000 habitantes han huido.

El ministro de Defensa, Sadún al Dulaimi, advirtió de que el ataque a Tal Afar es el primer eslabón de una cadena de operaciones que se llevarán a cabo los próximos días en otras cuatro ciudades: Qaim, Samarra, Rawa y Ramadi, todas ellas con fuerte presencia de los rebeldes. Dulaimi lamentó que las naciones vecinas de Irak no estén haciendo lo suficiente para impedir la entrada de hombres dispuestos a unirse a la insurgencia.