Un total del 170 personas, entre ellas 45 niños, murieron ayer al estrellarse un avión comercial ruso al este de Ucrania. Los restos del aparato, un Tupolev 154, aparecieron cerca del pueblo de Sukha Balka, situado a unos 45 kilómetros al norte de la ciudad de Donetsk, al este del país. Las autoridades rusas apuntaron al mal tiempo como la causa más probable del accidente y descartaron que se tratara de un atentado. El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió ayer al Gobierno que abra una investigación.

El avión de la compañía Púlkovo había despegado de la ciudad balneario rusa de Apana, en el mar Negro, no lejos de la frontera con Ucrania, y se dirigía a San Petesburgo, la segunda ciudad más importante de Rusia. Los pilotos del avión enviaron una señal de socorro pasada las tres y media de la tarde (una hora menos en España), y dos minutos después de la señal, la aeronave desapareció de los radares.

FUERTES TURBULENCIAS Según dijo ayer el jefe del servicio Federal de Aeronavegación ruso, Alexander Neradko, el avión se precipitó después de haber entrado en una "zona de fuertes turbulencias" mientras volaba a 10.000 metros de altura. "El ataque terrorista está descartado. Fuentes ucranianas han comunicado que el avión se vio envuelto en una tormenta eléctrica", afirmó Irina Andriyanova, portavoz del servicio de emergencias ruso, quien añadió que "un rayo" impactó en el aparato. La línea aérea dijo que se registró un incendio en la cabina y que los pilotos intentaron sin éxito efectuar un aterrizaje de emergencia, pero que no se les abrió el tren de aterrizaje.

En el avión, construido en 1992, viajaban 160 pasajeros y 10 tripulantes. Del total de 45 niños fallecidos, 39 tenían hasta 12 años y 6 tenían menos de 2 años. Los menores regresaban a sus casas con el resto de sus familias tras pasar unos días de vacaciones en la ciudad balneario.

Ayer, los equipos de rescate ucranianos y rusos habían rescatado los cuerpos sin vida de hasta 30 pasajeros. Las autoridades abrieron un centro de información y de asistencia médica y psicológica para los familiares de las víctimas mortales.

PRECEDENTES Se trata del segundo accidente aéreo protagonizado por una compañía aérea rusa en el último mes y medio. El pasado 9 de julio, un Airbús A-130 de la compañía S-7, con 200 pasajeros, se estrelló poco antes de aterrizar en el aeropuerto de la ciudad de Irkutsk, en Siberia. Medio centenar de pasajeros lograron salvarse.

Hace tres años, un Tupolev 154 ruso, del mismo modelo que el que se estrelló ayer, que cubría la ruta Moscú-Barcelona, chocó en el aire al sur de Alemania con un Boeing 757 de carga de DHL. En el accidente murieron 71 personas, de las que 52 eran niños que venían de vacaciones a España.