Al menos dos civiles y un agente policial murieron hoy por la explosión de una bomba al paso de dos vehículos en la provincia sureña afgana de Kandahar, informó a Efe una fuente oficial. El jefe del distrito kandaharí de Panjwai, Shah Barah Khaksar, explicó que una bomba caminera estalló al paso de una patrulla policial y un vehículo que transportaba pasajeros. Otro agente y cuatro civiles resultaron heridos por la deflagración, según Khaksar.

Pese a que ningún grupo ha reivindicado la autoría del atentado, el jefe del distrito lo atribuyó a la insurgencia talibán y a sus "socios terroristas". Ayer, otro policía perdió la vida y quince sufrieron heridas por la explosión de una bomba adosada a una bicicleta en la ciudad de Kandahar, capital de la provincia homónima. El mando militar extranjero informó hace dos días de la muerte del supuesto líder talibán en la ciudad, identificado como el mulá Zergay, en una operación militar aliada registrada hace una semana.

La comandancia también anunció el pasado 31 de mayo haber matado a "uno de los dos líderes talibanes" más importantes de la provincia de Kandahar, Haji Amir. Los atentados y los combates se suceden en Kandahar con mayor asiduidad de lo habitual durante las últimas semanas. Las fuerzas extranjeras destacadas en Afganistán -unas 130.000 a la espera de un último refuerzo adicional de 20.000 soldados- están planeando un gran asalto contra los feudos talibanes de Kandahar tras su ofensiva en la vecina provincia de Helmand.

Por su parte, el movimiento talibán exige la retirada inmediata de las tropas extranjeras para iniciar un diálogo con el Gobierno, al que se ha intentado dar un impulso con la "jirga" o Asamblea de la paz reunida en Kabul los días 3 y 4 de junio. Los talibanes dieron hoy la bienvenida a algunos de los puntos de la declaración no vinculante emitida por la asamblea, como la liberación de prisioneros insurgentes y la retirada de nombres de la "lista negra" de la ONU. Esta es una de las primeras veces desde que empezó la actual guerra en 2001, tras la caída del régimen talibán y la invasión estadounidense, que los insurgentes dejan abierta una puerta al diálogo en público.