La guerra que libran desde finales de marzo el Ejército iraquí y el estadounidense contra milicias radicales chiís se ha convertido en un quebradero de cabeza para Washington y para el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki. Fuentes del Gobierno de Bagdad cifraron ayer en 925 las personas muertas y en 2.600 las heridas en los combates de este periodo solo en Ciudad Sadr, distrito de la capital dominado por el Ejército del Mehdi, la milicia de Moktada al Sadr.

La cifra de muertos fue facilitada por el portavoz civil del plan de seguridad de Bagdad, Tahsin Chiekli, que no citó fuentes ni precisó cuántos son civiles, militares o milicianos. En todo caso, los dos hospitales de Ciudad Sadr rebajaron los fallecidos a menos de la mitad. En los tres últimos días los enfrentamientos se han recrudecido y en las últimas 24 horas han muerto 34 personas.