Más de un centenar de presos perecieron ayer asfixiados y calcinados, y cerca de una treintena sufrieron graves quemaduras en un incendio que se registró en el presidio de San Pedro Sula, en el norte de Honduras. El fuego se inició poco antes del amanecer en una celda ocupada por decenas de mareros , o pandilleros de la Mara Salvatrucha, la banda juvenil más numerosa y perseguida de Centroamérica. El presidente del país, Ricardo Maduro, interrumpió su gira por Europa.

Según la prensa local, el siniestro tuvo su origen en "la explosión de un motor seguida de un cortocircuito", pero algunos presos jóvenes denunciaron que "el incendio fue provocado como en El Porvenir", otra cárcel en la que hace un año murieron 68 reos, la mayoría pandilleros.

La intervención del cuerpo de bomberos impidió que el fuego se propagara por todo el penal, en el que había unos mil reclusos. Los heridos fueron trasladados al hospital Mario Catarino Rivas, donde se deshicieron en acusaciones y explicaron que cuando comenzó el incendio y ellos pidieron ayuda, algunos soldados dispararon en vez de abrir las puertas.

El viceministro de Seguridad, Armando Calidonio, aseguró que "en su momento se darán a conocer las causas de la tragedia en San Pedro Sula". En esa población, el arzobispo auxiliar, Rómulo Emiliani, expresó su "profundo dolor" y explicó que ésta ha sido la peor tragedia registrada en las cárceles del país.

El 5 de abril del 2003, se registró una matanza de 68 personas, en su mayoría pandilleros, en El Porvenir, en el Caribe hondureño, sin que hasta ahora se haya castigado a los responsables, entre los que, según informes oficiales, figuran reos, policías y militares que ejecutaron a los supervivientes del incendio. La represión de las maras en El Salvador y Honduras, provoca que muchos pandilleros se trasladen a México.